Una de las personas que, en términos políticos, más le debe al cambio de gestión del servicio de agua de Avilés es Alejandro Cueli. Su posicionamiento contrario a constituir una empresa mixta para la gestión del servicio agua, en la que el Ayuntamiento mantuviera el pleno control como titular del servicio, fue su gran mérito para encabezar la lista de Izquierda Unida de Avilés en las dos últimas elecciones municipales.

Alejandro Cueli sabe perfectamente que su vida en Izquierda Unidad tiene un período de caducidad ligado al agua de Avilés. Por ello, necesita inventarse una realidad paralela que le permita vivir del agua el mayor tiempo posible. Pero debe darse cuenta de que esa necesidad personal no le puede llevar a difamar y a hacer acusaciones que nada tienen que ver con la realidad y que, además, son constitutivas de delito.

Es irracional que sea precisamente Izquierda Unida de Avilés quien pretenda dar lecciones de imparcialidad cuando, desde el inicio del proceso, ha jugado a dos aguas.

Izquierda Unida sabe muy bien que la imparcialidad está garantizada por la ejemplar tramitación de la adjudicación de todo el contrato. Así lo han manifestado, en tres ocasiones, tres tribunales diferentes. Y así lo volverán a manifestar tantas veces como Izquierda Unida quiera judicializar la adjudicación. Izquierda Unida sabe que la imparcialidad está garantizada por el trabajo y la profesionalidad de cada uno de los funcionarios que han tramitado y fiscalizado el contrato desde su inicio, así como por la decisión del gobierno de diseñar un modelo de gestión que garantiza el total control por parte del Ayuntamiento.

La imparcialidad nunca estará en manos de la formación que, desde el minuto cero, intentó sembrar dudas vertiendo acusaciones falsas sobre el proceso, insinuando la pretensión de adjudicar el contrato a una de las empresas que presentaron su oferta, a pesar de ser muy conscientes de la falsedad de aquella acusación, tal y como finalmente quedó demostrada en la propia adjudicación del contrato. El único interés de izquierda Unida era desequilibrar el proceso de adjudicación. No sabemos con qué intención.

Mayor sorpresa nos causó comprobar que IU había sido asesorada, durante el período de presentación de alegaciones, por el mismo abogado que estaba al servicio de Aquagest. A día de hoy, sigue siendo una incógnita qué motivó aquella "coincidencia" y el cariz de aquellas alegaciones.

Pero lo que sí sabemos y podemos afirmar es que, gracias a la limpieza del proceso, aquella circunstancia no tuvo ninguna implicación en la adjudicación final del contrato y todas las alegaciones fueron desestimadas. No obstante, ese hecho es lo suficientemente clarificador para tener muy claro que la imparcialidad no está en las manos de Izquierda Unida de Avilés.