El colapso del centro de salud de Sabugo es síntoma de la patológica desconexión entre algunos gestores sanitarios con despacho en la Consejería y los médicos que están a pie de consulta. Para ilustrar que el caos va en aumento, un facultativo cuenta que el consultorio funcionó ayer de puro milagro porque cinco de sus compañeros están de baja o de merecido descanso. De nada ha servido hasta ahora que empleados y pacientes clamen por ampliar el edificio o por construir otro nuevo y exijan un urgente aumento de plantilla para acabar con las eternas colas. A cambio, sólo han encontrado la callada por respuesta por parte de las autoridades, anestesiadas ante las decenas de quejas que se recogen a diario tras el mostrador. Y lo peor es que esta falta de personal lleva camino de convertirse en pandemia porque afecta ya a otros centros de la ciudad y al Hospital San Agustín. Para ponerse enfermo.
