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Ventanal

Ingeniería política y negociación

El fracaso de los intentos de formar Gobierno y las consecuencias dañinas que esta situación tiene para España

Hay un tiempo para todo lo que se hace bajo el sol, dice el Eclesiastés, y ahora es tiempo de responsabilidades no de desahogos. Por irritante que resulte la guerra abierta por el liderazgo que mantiene Pedro Sánchez, con la sorprendente colaboración de Albert Rivera; las trapacerías de Pablo Iglesias y el anclaje de Mariano Rajoy, habrá que dar el carpetazo a este inútil capítulo de agravios, a las estrategias tactictas y los formalismos dilatorios, y sentarse para hablar del problema. No el del PP, PSOE, C's o Podemos, sino el de España, que necesita la pronta formación de un Gobierno con un mínimo de estabilidad y credibilidad, tanto hacia dentro como de cara al exterior.

Desde Bruselas nos envían preocupantes recados y no significa mera cuestión de protocolo diplomático que los Reyes suspendan viajes de representación a Gran Bretaña, Japón y Corea del Sur, porque las excusas ante las cancillerías son el testimonio del fracaso, prolongado, de los políticos españoles incapaces de negociar. No dan puntos positivos a la "Marca España" y rehuir la negociación es ir a contracorriente.

El ser humano lleva negociando desde el origen de las civilizaciones. Prácticamente todas las personas negocian a lo largo de su vida, incluso varias veces al día: negocian los gobiernos, los empresarios, los sindicatos, las parejas, los padres con los hijos, los vecinos, los amigos, etcétera. La vida diaria está llena de ejemplos de negociación.

La negociación es, en la mayoría de las ocasiones, una necesidad porque no se tiene el control de los acontecimientos ni se puede conseguir siempre lo que se desea o necesita. En general la negociación ayuda a resolver conflictos y propicia unas relaciones armoniosas entre las personas, las organizaciones y los pueblos.

En la ingeniería política la negociación es asignatura troncal y el líder o el político de cualquier nivel que no la apruebe debe cambiar de tarea. Si la política es el arte de los posible, para llegar a buen término se necesita un proceso en el que las partes modifican sus demandas hasta llegar a un compromiso aceptable para todos.

Actualmente, las técnicas de negociación son objeto de análisis y estudios, hasta constituirse una "ciencia de la negociación" a nivel universitario, destacando Harward por sus modelos de negociación social. Aquí vistos los resultados habría que empezar por mandar a muchos políticos, especialmente de generaciones jóvenes, a un lavado previo de intenciones y actitudes para después entrar en materia. Es cierto que en esta ocasión hay encima de la mesa tantas opciones divergentes como bisoños y contumaces protagonistas que hacen más difícil llegar a un mínimo común divisor.

Alguno de los implicados, como Pedro Sánchez, revuelven la propia negociación desafiando las reglas básicas de identificación y aceptación de las partes. Camina por el alambre cambiando de pértiga en cada momento y las consecuencias superan el daño personal. Mariano Rajoy está en momentos críticos, mirando más al calendario que a sus oponentes. No es tiempo de reproches sino de recuperar iniciativas y una de ellas debiera ir por la negociación abierta a todos, con un mensaje rotundo a la opinión pública, más allá de sus votantes, explicando la situación y las excusas que recibe para no ir adelante. La maquinaria del Estado todavía sigue siendo competencia del Gobierno, aunque esté en funciones.

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