La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Concejal de Cultura de Gozón

Convenio sobre la pesca del bonito en Luanco (1882)

El inteligente acuerdo de suministro que alcanzaron hace más de un siglo las conserveras y los pescadores

Las últimas décadas del siglo XIX coinciden con un periodo de crecimiento y prosperidad del sector pesquero en la región como consecuencia del proceso liberalizador que va a experimentar con la reforma gremial, el incremento de la demanda de pescado y la mejora de los medios técnicos empleados. La villa costera de Luanco no va a permanecer ajena a la evolución del sector.

Con motivo de la costera del bonito del año 1882, asistimos a la firma del convenio entre Estanislao González Llanos, gerente de la conservera Llanos, Herrero y Vega, y los patronos de once lanchas boniteras para la regulación de la compraventa del bonito.

De las dimensiones de estas embarcaciones nos da idea la lancha mayor o de altura llamada "Socorro", comprada por el patrón Rafael González Posada al carpintero Anselmo Artime Fernández por 1.250 pesetas, con un arqueo de algo más de trece metros de eslora y cuatro metros de puente en el centro y un TRB de diez toneladas, quedando inscrita en la Comandancia de Marina de Gijón y lista para ser botada el 30 de marzo, día en que se abría la costera. Sin duda, el progresivo aumento del arqueo de la flota redundará en un incremento de las capturas al permitir una mayor estancia sobre los caladeros.

Es evidente que la implantación de la conservera en la ería de Zapardel, instalación que suponía la transición de las escabecheras de la etapa preindustrial a la fábrica moderna, era inviable si no se garantizaba el abastecimiento de la materia prima. Las cláusulas del convenio trataban de evitar que los patronos hicieran los desembarcos en los puertos vecinos de Candás, Avilés o Gijón.

Así, en la primera de las cláusulas los patronos de las once lanchas se comprometían a entregar a la fábrica Llanos, Herrero y Vega el bonito que pescasen desde el 30 de marzo al 30 de septiembre, periodo de duración de la costera, recibiendo una bonificación por cada libra de bonito entregada a la fábrica de tres céntimos de real por encima del precio medio fijado por las conserveras de Candás. Estos debían de transportar, además, el pescado desde el muelle hasta la fábrica. Por su parte, la sociedad estaba obligada a abastecerse solamente del pescado capturado por las lanchas gozoniegas. Si se incumplía el contrato por cualquiera de las dos partes, aunque fuera por un día, se imponía una multa de 250 pesetas, además de una indemnización por daños y perjuicios que sería tasada por dos peritos nombrados por ambas partes.

En el supuesto de que la pesca fuera considerable y no encontrase salida ni en la conservera de Luanco ni en las de Candás, los patronos podían tomarse dos o tres días sin salir a faenar hasta vender las existencias. Según esta cláusula, la fábrica se reservaba esta suspensión temporal en caso de que también le conviniese.

Asimismo, se imponía a los patronos la necesidad de llegar al puerto antes de las ocho de la mañana del día siguiente. Si no lo hacían, la sociedad se reservaba el derecho de rechazar o adquirir la pesca, pero, en este caso, abonaba la libra mayor de bonito recibido un ochavo menos del precio estipulado. La sociedad también exigía calidad en el producto. Así, los bonitos capturados el día anterior no podían mezclarse con el fresco, abonándolos a menor precio.

Tanto los patronos como los tripulantes de las lanchas podían llevar algún bonito para su consumo particular, mas no podía exceder de la décima parte de las capturas realizadas en el día. Si por cualquier circunstancia una lancha se veía forzada a arribar en los puertos de Avilés o Gijón tenía entera libertad para vender el pescado que llevase a bordo.

Indudablemente, la instalación de la fábrica de conservas en Luanco favoreció no solo la modernización de la flota y de las artes de pesca, induciendo al desarrollo de la pesca industrial o de gran altura, sino también la profesionalización de sector y a la creación de puestos de trabajo, coincidiendo con un periodo de coyuntura favorable en el que el aumento de la demanda industrial y urbana se vio satisfecha por una mejora de las comunicaciones.

Compartir el artículo

stats