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Las maravillosas piernas de Garbiñe

De los nuevos inquisidores y del empeño en implantar la discriminación positiva

Con la bola ya en juego sobre la hierba de Wimbledon, una mirada restrospectiva al anterior torneo de Grand Slam, Roland Garros 2016, brinda un enorme sobresaliente para el tenis español. Una lesión de muñeca truncó la posibilidad de que Rafael Nadal alcanzara la decena de títulos, pero éstos llegaron en dobles masculinos con Marc y Feliciano López y en individuales femeninos con Garbiñe Muguruza. Los primeros imponiéndose a la que quizás sea la mejor pareja de la historia, los hermanos norteamericanos Bryant, y la hispano-venezolana doblegando en dos sets a la última dominadora de la categoría femenina, Serena Williams.

El exfutbolista Lobo Carrasco felicitó a Garbiñe a través de la red social Twitter: " Y si de estilo escribo, felicidades a Garbiñe Muguruza por su primer Roland Garros y por esas piernas tan maravillosas. Qué estilazo!" Publicación del tweet y rápido fusilamiento del autor. Los comisarios de lo políticamente correcto actuaron con velocidad y al que fuera jugador del F. C: Barcelona y entrenador del Real Oviedo le llovieron críticas por todos los lados.

Recuerdo como en los años 60 y 70 a los niños y adolescentes de la época nos insuflaban miedos, temores y sentimiento de culpabilidad sobre el sexo y, como por fortuna no perdí la memoria, aún conservo con claridad en mi mente los tabúes de entonces. De aquella, el dedo acusador te señalaba como pecador; ahora el catálogo de tabúes y descalificaciones que manejan estos modernos censores que se han atribuido una ficticia superioridad moral sobre quienes no piensan como ellos es mucho mas extenso.

Así tenemos que por lucir cualquier tipo de prenda, calzado o accesorio que lleve, por muy discretas que sean, dos franjas rojas abrazando una gualda, usted se gana como mínimo el calificativo insultante de fascista. Calificativo que tras el 26-J puede acompañarse de una sonora bronca si ha elegido una papeleta que consideran equivocada, cuando los grandes equivocados son ellos al homologar el bendito término de "viejo" con un insulto. Tampoco espere quedar exento de descalificación por parte de los neo-inquisidores si no comulga con la filosofía que entraña el perverso concepto de discriminación positiva o no comparte la confección de listas cremallera en función del sexo.

Si usted quiere recibir un diploma como machista le basta cuestionar la Ley de Violencia de Género, respecto a la cual resultó decepcionante la marcha atrás de la formación política Ciudadanos, que propuso inicialmente modificarla para terminar con la asimetría penal por cuestión de sexo. Como en demasiados otros temas, también muy poco afortunado el Gobierno Rajoy, incapaz en los cuatro años de legislatura de modificar la ley para ponerla en consonancia con el artículo 14 de nuestra Constitución.

Si su intención es el doctorado en misoginia, manifieste que existen denuncias falsas por parte de algunas mujeres, en ocasiones para sacar provecho en procesos de divorcio o separación. Hace pocas fechas vivencié en primera línea una de estas acusaciones falsas realizada contra un fantástico muchacho de nuestra villa del que aún recuerdo su cara de estupor y desencanto. ¡Qué flaco favor están haciendo estas mujeres a las que realmente sufren maltrato! En lo que llevamos de 2016, 23 mujeres han muerto víctimas de la violencia machista, una realidad horrible sobre la que los poderes públicos deben volcarse de forma implacable para erradicarla, pero sin matar moscas a cañonazos y procurando evitar que paguen justos por pecadores.

Un matiz curioso es que los comisarios de lo políticamente correcto nunca ponen el grito en el cielo ante hechos como la reciente agresión de dos chicas en un stand representativo de España en Barcelona o ante las atrocidades que el Islam radical realiza sobre la mujer siempre; ésas siempre les pillan mirando para otro lado. Siempre, no falla. Eso sí, usted estará en su punto de mira cuando se le ocurra ofrecer el asiento a una mujer, abrirle una puerta para que pase primero o se atreva a expresarle educadamente un halago en forma de una frase ingeniosa.

Lobo, como deportista fuiste un jugador elegante y con clase. En el tweet por el que te crucificaron has vuelto a poner de manifiesto ambas cualidades, trasmitiendo correctamente tu felicitación a la ganadora del Abierto de Francia y manifestando con exquisito respeto tu admiración por ella. Un 10. Y, por supuesto, otro para Garbiñe.

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