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Cabos sueltos

La Holi Party y el Niemeyer

Hace apoco más de un año el recién elegido alcalde de Gozón, Jorge Suárez, hizo algo poco habitual entre los políticos: admitir un error. Y de inmediato, lo que cabe esperar en esos casos: prometer que lo enmendaría. Fue con ocasión del Carnaval de verano de Luanco, cuya dimensión crece cada año y amenazaba con írsele de las manos a las autoridades locales gozoniegas. En efecto, este año, como había prometido el Alcalde, hubo más control de la fiesta que atrae a miles de personas a Luanco y todos se felicitaron por ello. El Centro Niemeyer gestionó de forma pésima el acceso a la Holi Party el pasado sábado (ya saben: colas de dos horas para entrar, cabreo monumental de los afectados, etcétera), pero lejos de hacer autocrítica y admitir error alguno -como haber puesto poco personal en el control de acceso o infravalorado la afluencia de público- da a entender que apenas hubo quejas por escrito. Más censurable que equivocarse es la incapacidad de admitirlo.

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