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La enseñanza y el uniforme escolar

Sobre la polémica de incluir falda para las niñas como parte del atuendo en los colegios

La enseñanza se ha convertido en una de las actividades más complejas y complicadas de la sociedad actual. Tal vez por eso, y por la cortedad de miras de los sucesivos gobiernos, llevamos años sin ponernos de acuerdo al respecto de una Ley de Educación que sea aceptada de forma mayoritaria. La última, aprobada en diciembre de 2013, suscitó el rechazo de todos los Grupos Parlamentarios a excepción del Partido Popular, que fue quien la propuso. De todas maneras, a pesar del caos educativo, la educación no figura entre las preocupaciones de los españoles que aparecen reflejadas en las encuestas de CIS.

Será que no es para tanto. A lo mejor el problema no está en la citada Ley sino los uniformes escolares. Lo digo en serio. Me remito al manifiesto publicado por varias asociaciones feministas que consideran inaceptable que se incluya la falda como parte del uniforme escolar pues, en su opinión, se trata de una prenda sexista que fomenta la desigualdad. Lo que no aclaran es por qué demonizan la falda y santifican el pantalón. Y deberían aclararlo porque en base a su razonamiento también podía ser inaceptable que incluyeran el pantalón y que tanto los niños como las niñas vistieran falda.

Cuando leo estas cosas no sé si el mundo se ha vuelto loco o el loco soy yo. Pienso que ya tengo una edad y temo no haber evolucionado al ritmo de los demás. En cualquier caso, aun a riesgo de que me llamen carca, opino que educar en la igualdad no puede ser que consista en hacer que las niñas se parezcan a los niños. Así que ya pueden ser ciento y la madre las asociaciones feministas que suscriben el manifiesto que, para mí, es un disparate que consideren que la vestimenta determina los comportamientos sexistas. Y un disparate mayor que traten de fomentar la igualdad imponiendo la forma de vestir.

Yo lo tenía claro. Pero como quería saber si lo que plantean esas asociaciones feministas venía dado por lo que proponen en otros sitios, di una vuelta por internet y encontré que en el Reino Unido ochenta colegios adoptaron, de forma experimental, el uniforme escolar neutro. Un único uniforme, para niñas y niños, que incluye pantalones, faldas y corbata. El objetivo es que cada alumno, a partir de los cinco años, pueda vestirse en función de su iniciativa y no, necesariamente, de su sexo. Es decir que pueda ponerse la prenda que le apetezca porque los niños, según Paula Weaver, directora del colegio pionero en esta práctica, tienen derecho a expresar su identidad sin nada que les coarte.

El experimento, que ya se hizo el curso pasado, confirmó lo que, seguramente, sospechan. El pantalón fue más popular entre las niñas que la falda entre los niños. Al parecer ni uno solo acudió al colegio vestido con falda. Lo cual demuestra que para ese viaje no hacían falta alforjas. Solo hacía falta que los padres de los niños compraran una falda. Un gasto innecesario que podían haberse ahorrado. Pero que importan unos euros cuando de lo que se trata es de no coartar al niño y que tenga una falda en su armario por si le apetece ponérsela.

Creo que, en esto, la tontería está suplantando a la razón. Menos mal que los niños aportan la sensatez y ponen las cosas en su sitio.

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