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Versos fotográficos

El diccionario de la Real Academia Española define la palabra oxímoron como una "combinación, en una misma estructura sintáctica, de dos palabras o expresiones de significado opuesto que originan un nuevo sentido, como en 'un silencio atronador'" y César Casona (Luarca, 1981), con exposiciones individuales en la sala El Liceo de Navia (2015), la librería Vorágine de Santander y la Casa Municipal de Cultura de Luarca, ambas en 2016, utiliza este concepto para construir fotográficamente paradojas visuales que siguen la estela poética y formal de Chema Madoz.

Como el fotógrafo madrileño, César trabaja con objetos, en blanco y negro, y se encuentra conectado a movimientos de la vanguardia como el surrealismo y el dadaísmo, aunque sin cargas provocadoras ni automatismos, más bien explorando las capacidades poéticas objetuales. En este sentido también se percibe la influencia de Joan Brossa, un artista icónico e imprescindible, que más allá de la poesía visual ha construido un mundo personal que se mantiene en el tiempo con toda su fuerza crítica como el anti homenaje "Record d'un malson", con la cabeza cortada y servida en bandeja del alcalde de Barcelona Josep Maria de Porcioles, que tras ser retirada de la vía pública en el barrio de La Mina, se encuentra actualmente en el vestíbulo de la Biblioteca Popular de Sant Adrià.

Pero estas influencias y connotaciones no restan un ápice de interés a la obra de César Casona, que sorprende con muchos de sus juegos visuales, provocando una atracción, un trasvase de experiencias, marcadas por lo próximo, lo cotidiano que, de pronto, se vuelve sorprendente. Estas fotografías de pequeño formato, que facilitan la intimidad poética, tienen fronteras con lo literario pero existen componentes gráficos ineludibles, con el dibujo que el artista sabe explorar en clave fotográfica acentuando los perfiles, como el vaso que proyecta la sombra de una botella o el candado que cierra la llave que debería abrirlo.

En ningún caso estas imágenes han sido manipuladas digitalmente, lo que supone una construcción previa de la fotografía, la realización de un trabajo riguroso como las dos gotas de lluvia con un paraguas en su interior, una de las imágenes más potentes de la muestra por la sencillez, claridad y limpieza en la ejecución. Pero a diferencia de Madoz la manipulación, el engaño, se integra en el paisaje obviando los fondos neutros, conviviendo lo surreal con la cotidianeidad, caso de la silla sin las patas traseras sentada en un banco del parque o unos pies en la arena dejando las huellas en sentido contrario a la marcha.

Hay en esta serie de fotografías referencia escultóricas como el globo clavado a un tronco o el martillo golpeando un clavo con forma de espiral, anotaciones musicales que representan el silencio, un imaginario relacionado con la comida: la carne sobre brasas de hielo, los helados de polo en una tostadora, el molinillo que transforma café molido en granos... Todo un recital poético de versos fotográficos.

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