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Vita brevis

El siglo XX

La muerte de Fidel Castro en el contexto del cierre definitivo de la anterior centuria

Si a alguien se le preguntara sobre el periodo que comprende el siglo XX, la respuesta fácil no se haría esperar. Los siglos son divisiones del tiempo que se inician en años que se enumeran con centenas redondas. Así que el siglo XX se inició el año 1900 y concluyó en el 2000. ¡Vaya tontería!

El cómputo del tiempo físico muy a menudo no se corresponde con los sucesos humanos. Es difícil que coincida, justo en el año en que se inicia un siglo, un gran acontecimiento histórico que condicione la vida durante esa centuria. Lo mismo ocurre con su finalización. Por esa razón los años en que comienza y concluye el siglo XX no aportan mucho a la historia de la humanidad, ya que en ellos no se produjeron acontecimientos especialmente relevantes.

Los historiadores estudian los diferentes periodos de tiempo dividiéndolos en edades. Suelen señalar un año determinado para separar convencionalmente las diversas edades. Para ello eligen algún gran acontecimiento histórico que haya influido decisiva o notablemente en el devenir político, económico, cultural y social. Así, por ejemplo, muchos establecen que la Edad Moderna comienza en el año 1453, porque en el mismo se produjo la caída de Constantinopla a manos de los turcos y el fin del imperio bizantino, que era el último vestigio de la antigüedad. Otros, más acertadamente, fijan el fin de la Edad Media en el año 1492, en que Cristóbal Colón descubrió América y que es un acontecimiento mucho más trascendente, pues supuso el encuentro de dos mundos que hasta entonces habían permanecido aislados e ignorantes el uno del otro. ¿Se imaginan comer sin patatas, tomates ni pimientos? No conoceríamos el maíz y tampoco podrían subir los impuestos sobre el tabaco, aunque al menos no tendríamos que soportar esos espantosos plumeros de la pampa que no se comen ni se fuman y lo invaden todo.

Las edades históricas generalmente comprenden varias centurias, porque los grandes cambios sociales han sido hasta ahora relativamente lentos. Los grandes progresos y los sorprendentes sucesos acontecidos durante el siglo XX obligan a considerar a esta pasada centuria como una edad histórica en sí misma. Pero, en ese sentido, no es el año 1900 el que la inicia, sino el año 1914, en el que comenzó la atroz I Guerra Mundial, que propició posteriormente la Revolución de Octubre que llevó al poder a los bolcheviques y la creación de la Unión Soviética. La existencia misma de este primer Estado marxista-leninista fue el principal elemento condicionante de casi todo lo que sucedería a partir de entonces.

Fue un modelo para muchas gentes de todas partes, que pretenderían adoptarlo en sus propios países con los consiguientes conflictos que esa procura produjo. Su participación en la II Guerra Mundial fue decisiva, con la consecuente expansión de su influencia en el ámbito geográfico de lo que vino a llamarse Telón de Acero. Se erigió en cabeza de uno de los dos bloques sobre los que pivotó la Guerra Fría, que en realidad fue bien caliente a través de múltiples mandatarios menores y que favoreció grandes avances tecnológicos con la carrera armamentística y por la supremacía en el espacio.

El siglo XX fue tan vertiginoso que ha de convenirse que concluyó anticipadamente en el año 1989, cuando cayó el Muro de Berlín, que fue el principio del fin de la era soviética. Todos los regímenes de su órbita ideológica se fueron diluyendo. Apenas si quedan algunos residuos, como Cuba, que ahora entierra a Fidel, el único mandatario del siglo que resistía. El comandante mandó a parar.

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