La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Francisco L. Jiménez

Crítica / Espectáculo

Francisco L. Jiménez

La vida es bella vista a través del "furacu"

Después de haber visto "The Hole" (el agujero), casi apetece mudarse a vivir a un "furacu". Eso sí, siempre y cuando los vecinos sean tan desenfadados, cachondos mentales, salidos sexuales, viciosos y juerguistas como aparentan sobre el escenario los protagonistas del espectáculo que programa el Centro Niemeyer desde el jueves y que, en total, tendrá seis funciones, algo jamás visto en Avilés hasta la fecha. A los rezagados e indecisos hay que advertirles desde ya que les quedan pocas horas para pillar entradas para hoy (funciones a las 17.00 y 22.00 horas) o mañana (17.00 horas). No dejen que se lo cuenten, ¡vívanlo!

De explicarles lo que hay en el agujero ya se encargan estas líneas, pero como pasa con los chistes, siempre es mejor que te lo cuente el gracioso de turno que quien lo oyó por ahí y quiere repetírtelo. No, no es lo mismo. Como tampoco es lo mismo oír al maestro de ceremonias (Víctor Massán) bromear con eso de que "el que vale, vale, y el que no, pa'Ensidesa" que leerlo aquí a palo seco.

"The Hole" es un espectáculo de género indefinido obra de un osado que decidió coger la coctelera y meter dentro a su albedrío la esencia del cabaret, unas cuantas canciones, notas picaronas de burlesque, unos números de circo, los siempre celebrados monólogos de humor y un toque de zoología (cuando lo vean lo entenderán, soy enemigo de los "spoilers"). El cóctel podría haber sido un bodrio, pero ¡ay amigo! acabó resultando una delicia (mérito aparte del plantel de artistas en escena); también yo tengo un amigo al que le gustan los bocadillos de chorizo con Nocilla y un día que probé semejante aberración tuve que admitir que, en efecto, el invento no es malo.

Géneros aparte -qué cansino eso de etiquetarlo todo-, "The Hole" es un chute de optimismo, un guiño a la libertad sexual y a la libertad en general, un zasca en todos los morros al puritanismo... Es rebeldía, sarcasmo, desvergüenza, irreverencia presentadas en un formato fresco y digerible. O sea, no es un espectáculo que iría a ver con mi madre -o sí, no sé- ni un show apto para mojigatos y reprimidos. Para meterse en el "furacu" hay que tener sentido del humor, una mente abierta y ganas de recargar las pilas. Y si no, mejor escandalizarse desde casa.

Podría citar como grandes atractivos de "The Hole" la elegancia de los acróbatas, dignos émulos del "Circo del sol"; la procaz chifladura de la parada de monstruos y depravados que desfilan por el escenario, evocadora de aquella época de la Orquesta Mondragón en la que el escenario se poblaba con enanos, gordos y demás fauna; o el sex appeal de "Puti", "Zorri" -"hijas de Mariví Monteserín y Pilar Varela", según la presentación de Massán- y la dominatrix Tamia Deniz... Por cierto, absténganse hambrientos de carne; la hay, pero sútil, esto no es porno.

Pero puestos a hacer subrayados, lo más llamativo del montaje resulta ser la cantidad de gags y guiños en clave avilesina metidos en la función ¡en apenas tres horas!, que fue el tiempo que tuvo el maestro de ceremonias para digerir la información recibida y hacer los pertinentes enmorcillados al guión: lo de que Avilés es una ciudad "cultureta" por eso de que programa Antonio Ripoll; lo de que para "pepera", pero "pepera" pata negra, Corín (Astariz); o lo de que cómo no va a haber homosexuales en una ciudad que celebra la fiesta del Bollo; por no callar que, puestos a hablar de la corrupción, los nombres que salieron a la palestra fueron los de "un tal Aréstegui y su mujer". Rozando la querella criminal. Así es "The Hole".

Compartir el artículo

stats