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Escritor

El tic del testigo

En previsión de que Rajoy no aclare nada del "caso Gürtel", atentos a sus gestos

Hay gente que se frota las manos ante la perspectiva de ver a Rajoy sentado en el banquillo, declarando como testigo. Sin embargo, no todos albergan la esperanza de que Rajoy arroje alguna luz sobre los farragosos asuntos que los jueces tratan de dilucidar en ese juicio llamado Gürtel. El tancredismo del Presidente es de sobra conocido y la creencia general es que será muy difícil que consigan hacerlo hablar. Se supone que alegará ignorancia por más que esté obligado a decir la verdad. Por eso, convencidos de que Rajoy no aportará nada nuevo, no faltan quienes ven en la comparecencia, y no en las respuestas, el intríngulis de la cuestión. Sé de unos cuantos que lejos de estar atentos a lo que pueda decir lo estarán a si extravía su ojo izquierdo, provocando que la boca se abra en forma de ovalo, impulsada por el nervio que tira de ella hacia arriba cuando se produce el espasmo.

Lo comentaban, el otro día, en un bar y lo creo. Hay gente que obviará las respuestas y solo estará pendiente del tic. No sé si la clave residirá en el gesto pero yo también vaticino que las respuestas serán de cajón. Dudo que Rajoy aclare algo sobre el ocultamiento de pruebas, ya sea la destrucción de los discos duros de los ordenadores de Bárcenas, la de las agendas de los tesoreros -todos encausados por corrupción- o la eliminación del libro de visitas de Génova. Tampoco me parece que vaya a decir si estaba al corriente de las donaciones ilegales que llegaban a la tesorería del partido ni siquiera si recibió los famosos sobres con sobresueldos. Y en cuanto al tan repetido SMS: "Luis sé fuerte", la respuesta la tiene fácil. Puede decir que intentaba animar a Bárcenas para que hiciera pesas y se pusiera cachas en el gimnasio.

Les decía, y así fue, que lo de estar atentos al tic lo oí en un bar, pero lo asumo porque me parece que no está mal pensando que nos fijemos en los gestos más que en las respuestas. El cuerpo tiene su propio lenguaje, que es mudo pero tan expresivo que, a veces, comunica más que las palabras y nos permite saber, al menos en teoría, si nos están mintiendo.

Lo que lamento es no poder aclararles si el tic, en caso de que se produzca, contará para el tribunal. Los textos que he consultado señalan que si las palabras, o el silencio, del declarante se acompañan con un gesto clarificador estaríamos ante una declaración tácita de voluntad. Pero no sería el caso, pues los tics no responden a la voluntad del sujeto sino a una fuerza que no controla ni puede controlar. Así es que no creo que los jueces tengan en cuenta el gesto. Lo que puede servir, si acaso, es para que podamos formarnos una opinión. El tic quizá podamos usarlo como una especie de detector de mentiras casero que nos de alguna pista sobre si el testigo dice la verdad. Aunque bueno, ya saben que la verdad hoy es una cosa y mañana puede ser otra distinta. Nunca estamos seguros de cuan cierto es lo que nos dicen. Menos mal que nos queda el gesto. Nos quedan los tics y los pucheritos de quienes tratan de engañarnos presentándose como víctimas y son cómplices de los corruptos.

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