Que el Ayuntamiento ceda la gestión de determinados equipamientos a entidades ajenas no es, en principio, ni malo ni bueno. Pero exige un exhaustivo control municipal para conocer de primera mano qué hacen los encargados de velar por esas instalaciones. Es por tanto un acierto que el gobierno local anunciase ayer que pedirá cuentas a la nueva directiva de la Asociación Astur-Galaica sobre los quehaceres del colectivo en el albergue de peregrinos, pieza clave en la promoción turística de la ciudad. Aunque cabe preguntarse por qué ha tardado tanto en tomar esta decisión, después de meses de una delirante crisis interna en la agrupación que desembocó hace dos días en una caótica asamblea, con reproches al por mayor y presencia policial en la puerta. Confiemos ahora en que los responsables den las suficientes respuestas. Y en que la municipalidad ande más ágil a la hora de reclamarlas.
