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Saúl Fernández

Crítica / Teatro

Saúl Fernández

Los insatisfechos

Los habitantes de los dramas de Antón Chéjov sienten como una losa la insatisfacción de la vida cotidiana. El mundo es más ancho que un pueblo de provincias: la huida es la ambición más propicia. Pero los seres insatisfechos no cumplen los deseos: la vida incompleta deja abierta la posibilidad de lograr la felicidad plena. No soy feliz, pero puedo serlo. Los seres chejovianos se rompen en pedazos antes de traspasar las metas. Lo bueno de Chéjov es que puede hablar de Rusia y los rusos mientras los espectadores se encuentran en Avilés o en Pernambuco. Los insatisfechos podrían dejar de serlo si rompieran los grilletes, pero los grilletes justifican el fracaso. El miedo es el tiempo del desconsuelo. Pasa en sus grandes títulos y también en "Tres hermanas". Antes de anoche el Palacio Valdés acogió el estreno nacional de la versión de Raúl Tejón, un espectáculo en el que Chéjov sale destilado y los espectadores, sobre una interrogante.

Las "Tres hermanas" son de Tejón y de Carles Francino y también de Ana Fernández, Raquel Pérez y Marina San José. "Hace un año que murió papá", la mecha de la tristeza, el hilo de Ariadna del laberinto de desconsuelo. Y es que la vida es un laberinto. Tejón compone un espectáculo que se cimenta en el trabajo de una decena de actores que llegarán a ser deliciosos con unas cuantas funciones más a sus espaldas. Los espectadores reclamaron un volumen más alto: el único ingrediente que faltó para la satisfacción plena.

Tejón destila "Tres hermanas", abandona Rusia, el siglo XIX, las escenografías realistas... Los diez actores se convierten en diez personajes insatisfechos en una cámara negra. Tejón no quiere distraer a los espectadores: la felicidad está al alcance de la mano, los insatisfechos no son ejemplo de nada. Esta idea la construye un reparto ideal y redondo: el coronel es Emilio Buale, que es negro, Natalia tiene el acento argentino que pronuncia Sabrina Praga... Los militares -por la gracia de la diseñadora Montse Sancho- visten kilts (faldas escocesas) y las tres hermanas crecen en un no lugar que es el que sale en la mente de todos los que contemplan el desconsuelo. Tejón defiende a Chéjov con los ojos más completos: los clásicos lo son, ya lo dijo Ítalo Calvino, porque nunca terminan de desvelar las ideas que ocultan. Tejón exprime a Chéjov y del destilado sale la felicidad más posible.

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