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Diario de a bordo

Algo para todos: de subalternos, bomberos y aldeanos

En respuesta a la polémica suscitada en torno a la vida y obra de Pedro Menéndez

En la sección semanal de mi "Diario de a Bordo" del pasado 3 de abril, hacía un análisis de la figura del Adelantado Pedro Menéndez, saliendo al paso de las críticas que, desde determinados ámbitos locales, se estaban produciendo contra su persona y su obra. No nombré a nadie en particular, pero hubo quien se dio por aludido, concretamente el señor Jaime Luis Martín. En su respuesta, un escrito publicado en este mismo diario, titulado "¿Puede hablar el subalterno?", monopoliza todo mi escrito, como si el mismo se refiriese exclusivamente a sus opiniones, expuestas en su artículo "Poscolonialismo". Aclaro que, efectivamente, sus alusiones a Menéndez iban incluidas, pero no eran, ni mucho menos, el objeto principal de mi "Diario de a Bordo".

Dicho lo cual añadir que, en el remedo del ensayo poscolonialista de la autora india Gayatri Chakavorty Spivak con el que Jaime Luis me obsequia, no se limita el ofendido a copiar el título de ese ensayo para su artículo, sino que se identifica, de forma artificial y pretenciosa, con "el subalterno", es decir, el portavoz de las personas oprimidas por el colonialismo occidental que Gayatri visualiza en su trabajo. Pero no termina ahí su planteamiento sino que, a continuación, decide autoerigirse en la personificación viva de ese "subalterno", para así legitimar su discurso de pretendida defensa de los perseguidos y oprimidos, aunque los opresores, y deduzco que entre ellos me señala a mí, prefiriesen que estuviese callado. Debo decirle, replicando a su tramposo constructo, que no es el caso. Que ni él es víctima de nada ni de nadie, más bien al contrario, ni nadie lo identifica como portavoz de ninguna causa. Tampoco yo pretendo que se calle, de la misma manera que no toleraría lo contrario. También me acusa de contestarle de manera airada y de entrar en cuestiones personales. Yerra nuevamente, confundiendo la contundencia con el carácter de mi escrito.

La referencia al primer Marqués de Comillas, era algo circunstancial, al menos por mi parte, y fue utilizada al hilo de la argumentación que planteaba el "subalterno" replicante, sirviéndome de ejemplo para aclarar que, en las cuestiones históricas, no se puede pontificar "de oídas". Sin embargo, a pesar de sus afirmaciones sobre la tangencialidad del tema respecto a la cuestión principal, las celebraciones sobre Menéndez, sigue en su réplica utilizando al Marqués de Comillas de forma central. Ratifica su calificativo de "esclavista" para el Marqués, basándose en opiniones de otros. Continúa tocando de oídas. Porque basarse en opiniones ajenas para justificar afirmaciones propias, en Historia tiene problemas.

Las citas de autoridad, tan socorridas en la antigua doctrina eclesiástica, en Historia hay que probarlas, porque en esta disciplina, como en el resto de las disciplinas científicas, lo que realmente resulta sustancial es el rigor, es decir, aportar hechos contrastados, documentos, fechas y lugares concretos. Esas son las coordenadas de la Historia. Porque opinión por opinión yo puedo aportarle otra bien distinta a las suya. Por ejemplo, la de la Asociación Catalana de Capitanes de la Marina mercante que, asegura, es una falacia afirmar que el Marqués de Comillas fuera "un negrero". Dicen que esa presunta actividad es falsa, y apunta que, mientras estuvo en Cuba, se dedicó exclusivamente al cabotaje por los puertos de la isla, así como el Sur y el Este de los EE UU. También afirma que "la falsedad" procede exclusivamente de un panfleto del cuñado de Antonio López, Francisco Bru, conocido como Pancho, que había trabajado con él desde muy joven y que, añado yo, como todos los cobardes, después de haberse beneficiado de su pariente, escribió cuando éste ya no estaba, a su muerte, un pequeño librito titulado "La verdadera vida de Antonio López" en el que, sin prueba alguna y por despecho, se dedicó a denigrar la memoria de quien le había dado de comer.

Ese panfleto, que me atrevo a asegurar que el "subalterno" ni ha leído, es precisamente "la opinión" que utiliza para justificar sus afirmaciones sobre Antonio López, primer Marqués de Comillas. La otra, es el libro "Negreros y esclavos. Barcelona y la esclavitud atlántica (siglos XVI-XIX)". Es esta una obra, con textos diversos, de diferentes autores. No parece que tampoco haya sido leída, o por lo menos correctamente interpretada. Porque la obra en cuestión, además de citar como fuente sobre el Marqués, precisamente las cuestionables afirmaciones sectarias de su cuñado, contiene también un juicio muy duro sobre otros personajes barceloneses, enriquecidos con el negocio del esclavismo como, por ejemplo, el tatarabuelo del expresidente de la Generalitat, Artur Mas. Pero también sobre Eusebi Güell, que estaba casado con una hija del de Comillas, que fue su socio y el principal benefactor de Gaudí. Pero no solo habla de Eusebi, también del resto de los Güell y de los Bru y Martos, de los Ferrer-Vidal y Parellada; de los Jover y Sentmenat, los Beltrán y Musitu?y un largo etc. que engloba a toda la burguesía catalana del XIX y, también, el resultado de lo que hicieron con sus dineros, nada menos que invertirlos en la construcción de los edificios modernistas de Barcelona, que hoy asombran al mundo y que proporcionan a la ciudad condal millones de turistas y pingües beneficios.

Pero es que, de los postulados poscoloniales que defiende Jaime Luis se infiere, que no solo son imperialistas y colonialistas los que ejercieron como tales, sino también quienes los defienden o los que se beneficiaron de ellos. Es decir, y en "román paladino", que tan colonialista es "el que mata como el que tira de la pata". De lo que se concluye que, en este caso, y dando por bueno el torticero y vengativo relato del cuñado del de Comillas, no solo habría que quitar del pedestal al Marqués, sino defenestrar así mismo a los Güell y a los que ellos protegieron y promocionaron. Pero yo no veo que reivindique "el subalterno" Jaime Luis, ni que Ada Colau plantee, la destrucción del parque Guëll, construido con los dineros del "filántropo" Eusebi. Ni tampoco La Pedrera o La Sagrada Familia, o el resto de la obra de Gaudí, o la Barcelona Modernista, en aras de la defensa de los ideales del poscolonialismo.

Volviendo al escrito de contestación que me dirige, tiene una primera parte de collage, de "corta y pega", con la que trata de impresionar y de darme una lección de los principios del movimiento o teoría poscolonial. Y lo hace para justificar su crítica a Pedro Menéndez, enmarcada en esa visión pretendidamente multicultural. Sigo diciéndole lo mismo. Yo hablo en mi escrito de hechos concretos sobre la vida del Adelantado. Usted cita tópicos, entresacados de aquí y de allá, que no son aplicables a la figura del marino avilesino, simplemente. Estúdiese usted su biografía. Hay mucha historiografía sobre el Adelantado y, actualmente, han visto la luz varias publicaciones interesantísimas que enriquecen ese panorama.

Respecto del conjunto escultórico del parque del Muelle, yo le doy datos comprobables. Usted se refugia en la actitud de Ada Colau para, de alguna manera, ejemplificar con la defenestración de la figura del Marqués de Comillas y, como diría un célebre amigo mío, "ahí va que te preste". Reitero lo que ya le he contestado y que, en todo caso, el Marqués, nada tiene que ver con la figura de don Pedro Menéndez de Avilés, ni su escultura con la del Adelantado.

Lo siento pero no me reconozco en visiones localistas de la Historia, los ejemplos que le pongo sobre aquello a lo que usted alude como "minas", son eso, ejemplos cercanos, en la distancia física y en el tiempo, de colonialismo y de capitalismo en nuestra comarca, con nuestra gente, pero de proyección totalmente universal. Son ejemplos, como diría el clásico, "de libro". Algo cierto, comprobable, y no como esos pretendidos "efluvios ideológicos" que, según usted, emanan del conjunto escultórico del parque del Muelle, y que nada tienen que ver con la Historia, ni con la realidad. Una Historia y una realidad, capitalista y colonialista, que sí lo fue, ahí sí, en esa mina, en ese castillete que usted esquiva. No se vaya usted a Barcelona, ni traspase el río de las Guardadas, lo tiene usted a la puerta de casa, en el valle del Cuerno. Tampoco hace falta que aproveche una efeméride para hacer crítica fácil del marino avilesino, y para tratar de dictar lo que debe hacerse, o el cómo debe hacerse, en relación a la conmemoración.

Voy terminando. Decirle a Jaime Luis que no pierda el tiempo buscando síndromes en los demás. Mejor que dar recetas para la curación de supuestas enfermedades ajenas, yo le recomiendo la lectura. Por ejemplo, puede empezar por el Evangelio de San Lucas, concretamente el capítulo 6, versículos 41-42. A usted, que es gestor de un equipamiento público de carácter cultural, y por tanto se supone que pegado a lo que piensa el pueblo, voy a darle un segundo consejo, que sería conveniente que siguiera. No está extraído de ningún prontuario de citas eruditas, ni rebuscado en teorías literarias o sociológicas, sino entresacado del acervo del rico saber popular. Lo entenderá usted perfectamente. Dice así: "Entre bomberos no es conveniente pisarse la manguera". Y ya finalizo, como orgulloso y buen aldeano que soy, de Miranda por cierto, con unos versos de Marcos del Torniello, ¿De quién mejor para el caso?:

"...Queda muncho nel tintero / por non pasar de la raya / de los finsos del llinderu / quian no i-pinga la babaya / nin precisa babaderu / De char la llengua a pacer / toi en camin de cansame: / señores, hasta más ver / cuando se axunte la fame / con les ganes de comer /".

Así sucedió y así queda escrito en mi "Diario de a Bordo".

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