La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Saúl Fernández

Crítica / Teatro

Saúl Fernández

Don Quijote de la Prensa

Lo mejor de "Zénit. La realidad a su medida" fueron sus actores y, sobremanera, el trabajo en la dirección escénica de Ramón Fontseré: dio gloria verlo antes de anoche en el escenario del centro cultural Valey de Piedras Blancas. El guión fue otra cosa: teatro de tesis en la frontera con la homilía. El nuevo periodismo es amarillo; las nuevas tecnologías, el paso expedito hacia el infierno. Qué bien se estaba cuando sólo había un cuaderno de notas, que estos que se dedican a contar las cosas sólo quieren carnaza. Y, además, mogollón de referencias al "procés" que, a este lado del Ebro, se pierden en la inmensidad de las noticias. Que igual en Cataluña te echas unas risas a cuenta de que Antonio Baños sea el jefe de mantenimiento de la revista (fue diputado de la CUP).

Pero dejando de lado esto, "Zénit" merece la pena por su obertura a mitad de camino de la danza y el teatro: la historia se escribe con pluma, los "robots" no han llegado aún para quedarse. "A les enfants de la patrie". Pero no sólo por eso: el cuadro del metro es perfecto, un concierto de expresión corporal entregada a la causa. Inmejorable.

Ramón Fontseré da vida a un periodista de gabardina, una cosa así como Humphrey Bogart: bebedor retro y plagiario (ya no hay héroes puros). Sale a la calle por el motivo contrario de Don Quijote: en busca de la verdad. El héroe cervantino anhelaba la fantasía, pero el Cura y el Barbero le amarraron a la certeza. "Els Joglars" se sienten obligados a hacer teatro comprometido. Seríamos felices si solo hicieran teatro.

Compartir el artículo

stats