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Inculcar valores como objetivo

El judoka Omar Martínez, el ajedrecista Sergio Arias y el delegado del Belenos Fermín Álvarez recibieron el premio avilesino a la promoción del deporte base

Sergio Arias, con un grupo de alumnos en el colegio. IRMA COLLÍN

El judoka Omar Martínez, el ajedrecista Sergio Arias y el delegado del Belenos Rugby Club recibieron este miércoles el premio "Tiempo de Deporte" a la promoción del deporte base, y como es habitual en la gente que trabaja para los demás, como es el caso, recibieron con emoción la noticia de que la ciudad, a través de la Fundación Deportiva Municipal de Avilés, reconocía su labor.

Omar Martínez y Sergio Arias, que ya tuvieron premio a su trayectoria como deportistas, lo hicieron ahora como monitores. En el caso de Omar Martínez ha sido como representante del Judo Avilés. El premio de la gala le ha sorprendido mucho: "La verdad que no me lo esperaba para nada. Este año, por motivos laborales, no puedo estar tan pendiente de los grupos, pero sigo ayudando en todo lo que puedo. Llevaba diez u once años dando clases. Empecé con Carlos Fernández -director técnico del club- como ayudante y luego fui cogiendo grupos en los colegios asociados al club y alguna clase en el Quirinal", explica el monitor, que lleva ejerciendo desde los 20 años.

Para él es un lujo entrenar a los más pequeños: "Es muy reconfortante trabajar con los niños, aunque a veces es duro porque no siempre salen las cosas como te gustaría. Cuando ves que van progresando, que se van haciendo mayores y siguen estando en judo, es una satisfacción, porque eso es lo que les queremos transmitir, el gusto por el judo", sostiene. Su trabajo con los niños no es fácil, pero le hace feliz: "El judo es un deporte complejo. En los primeros años intentamos hacer un desarrollo más integral de los críos, ejercicios físicos y de psicomotrices, aunque algunos preguntan ya el primer día cuando van a empezar a combatir", afirma Omar Martínez.

Sergio Arias, que aunque ha pasado por diferentes clubes ahora trabaja en el colegio San Fernando y en el Centro Asturiano, las sensaciones son parecidas: "Siempre es genial trabajar con los pequeños. Es muy complicado, pero cuando le coges el truco a un grupo o a un niño la satisfacción es enorme. Son una hoja en blanco, que aprenden de ti y en los que te ves reflejados", sentencia el ajedrecista.

También lleva toda la vida en el ajedrez: "Aprendí a jugar a los ocho años, pero competir y empezar a ejercer fue casi a la vez, hace veinticinco años ya", recuerda Sergio Arias. Explica que el ajedrez no es un deporte de adultos: "No todos los niños se enganchan, pero tampoco a todos los niños les gusta el fútbol. Hay niños a los que les encanta el ajedrez y estamos hablando de niños de hasta de cinco años, que se enganchan, que se divierten. Es una pasada", explica antes de entrar en una clase con unos 25 alumnos en el colegio. Y es que Avilés ha sido potencia nacional del ajedrez: "Hay mucha tradición, llegó un momento en que había tres equipos en primera categoría", añade.

Los dos coinciden en que hay que inculcar a los más pequeños los muchos valores del deporte: "Hay que fomentar el deporte sea cual sea. Hay estudios que confirman que las rutinas, la capacidad de esfuerzo y sacrificio, la responsabilidad, les ayuda en todas las facetas de su vida", sostiene Omar Martínez.

El perfil de Fermín Álvarez es muy diferente. Su relación con el deporte que ahora le encanta, el rugby, se limita al banquillo y desde una posición que pocas veces se tiene en cuenta, la de delegado. "Empecé en esto porque tenía unos sobrinos jugando -es tío de Isra Heres, que todavía juega en el equipo avilesino- y cuando se creo el club necesitaban mucha ayuda. Si no les ayudábamos las familias, ¿quién iba a hacerlo?", sostiene el aún delegado del primer equipo.

Álvarez no es solo el delegado, ha estado ayudando a todos los presidentes que ha tenido el club desde su creación, en 1998: Pablo Avello, Carlos Blanco, Sahs, Enrique Lucio y. en la actualidad, Felipe Blanco. Lo mismo prepara las fichas de los jugadores, que reparte la indumentaria, que organiza partidos, hasta llegó a limpiar la ropa en su propia casa.

Por eso, no es de extrañar que sienta los triunfos del primer equipo como suyos en parte: "Uno de los mejores momentos que he vivido en el Belenos fue el primer ascenso del equipo a División de Honor B, contra el Sant Cugat. Después de ganar allí por 29 puntos, perdimos aquí de uno, pero es que a la media hora de partido perdíamos 0-21. Fue increíble", recuerda. Además añade otro momento, en el que el equipo tuvo un campo habitual para jugar y entrenar, el Muro de Zaro. "Jugamos fases de ascenso en Las Mestas y La Morgal como locales. También partidos en general y hasta jugamos en el Suárez Puerta antes de la remodelación", señala.

Eso trajo, precisamente, una de las cosas que más le enganchó, que el equipo y los padres se volvieron una gran familia mientras recorrían Asturias para jugar. "El rugby es un deporte muy noble, lo que pasa en el campo se queda en el campo y tras el pitido final todo se olvida", añade Álvarez.

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