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Senderismo

La ruta del Moyón de la Trapa

Un grupo de senderistas posa en uno de los puntos de la ruta. LNE

El cordal que entrelaza los picos La Chamoca y Trapa está ubicado en pleno parque natural de Redes,

Con destino al mismo, llevaremos a cabo un recorrido senderista comenzando en el lugar de Llagar de Anzó (419 m), asentamiento localizado en el km 43,3 de la AS-17 y próximo aguas abajo del muro de contención del embalse de Tanes. Allí mismo arranca una pista de montaña que arremete por la margen derecha del río Anzó, superando los recuestos de la ladera de la sierra. El camino y el río se comprimen al paso por el angosto barranco de Anzó, cuya orografía constituye una fantástica foz tallada en los espolones calcáreos. Las agitadas aguas del arroyo enmascaradas en la tupida vegetación forman sonoras cascadas que rasgan el profundo silencio de la montaña. Recorreremos durante un tramo bajo la floresta de este rincón coyán superando poco a poco la empinada ladera.

Más arriba cruzamos un paso canadiense y llegamos a la encrucijada del Tendeyón (650 m) -1,4 km en 51 minutos de marcha-, donde enlazamos con el sendero P. R. AS-122, que procede de Rioseco. Al pie del mismo soslayamos la ruta de la izquierda que sube a Gamonal y Caneyu yendo en sentido opuesto en dirección a Secuesta, atravesando el arroyo de Furadu. La pista prosigue hacia arriba con sus múltiples revueltas en dirección a la cumbrera de la sierra. Traspasado un mirador natural desde el cual contemplamos los bellos horizontes sobre Soto de Agues y sus montañas, nos encontramos a la derecha de la pista la majada de La Secuesta (756 m) -2,5 km en 1 h y 30 min de marcha-, compuesta de varias cabañas repartidas por el entorno. Desde este lugar proseguimos con la remontada por el barranco de Secuesta, descubriendo en la lejanía las cabañas de la majada de Espines, localizadas bajo la ladera meridional del pico Trapa o La Muesca, montaña así denominada indistintamente con los dos topónimos. Más arriba traspasamos dos buenos ejemplares de hayas y un crucero a la izquierda que hemos de eludir para proseguir sin variar el rumbo hacia la campera de Achanes, salpicada de cabañas pastoriles. Superado este lugar, pronto culminamos en la campera donde se sitúa el Moyón (963 m) -4,6 km en 2 h y 20 min de marcha-. Es una piedra hincada en el terreno con alguna grabación de origen primitivo. Llegado a este punto, me viene a la memoria las alegaciones que hice hace unos años a la Consejería de Medio Ambiente por colocar al lado de este singular elemento histórico una señal de coto de caza, que rápidamente fue retirada.

Estamos ubicados en el lomo superior de la sierra y mirando al valle del río de La Marea se nos presentan unos bonitos horizontes sobre la geografía asturiana y especialmente hacia el cordal del Facéu, por donde discurre el Camín Real de Tarna y Sellón.

Por el camino de ascenso retornamos al crucero del Tendeyón, donde cambiamos el rumbo a seguir, tras la señalización moderna de la ruta del Acéu o "Camín Real de La Peña", que toma el destino a Rioseco. Seguimos su rastro labrado en la roca y con piso empedrado, abriéndose paso en los contrafuertes últimos de la peña Gamonal y por encima de la retorcida Foz de Davauriu, gran tajo labrado por el río Nalón que permite bajo sus verticales paredes el paso de la AS-17 y el mismo cauce. A lo largo del mismo, bajo el cual discurre una traída de aguas, se contemplan buenas panorámicas hacia la presa de Tanes.

Después nos presentamos ante una cuadra con portalón y el depósito de aguas (588 m) -8 km en 3 h y 15 min de marcha-, donde girando a la izquierda abandonamos el camino real para deslizarnos hacia la aldea de Anzó y la carretera AS-17, siguiendo la traza de una pista hormigonada que surca un tupido bosque de castaños, hasta presentarnos en el km 43 de dicha carretera. Una vez allí, tan sólo nos queda retroceder unos 300 m para retornar al punto de partida en el Llagar de Anzó, donde damos por finalizada esta interesante ruta senderista.

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