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Con la mochila a cuestas

Siete nadadores olayistas se trasladan desde sus localidades, a pesar de la distancia que les separa del club gijonés, para entrenarse cada día

Delante, de izquierda a derecha, Helena Robla, Daniel García y Patricia García; detrás, Lara García, Lucas Fernández, Hugo Sánchez y Marcos de la Puente. MARCOS LEÓN

La natación está catalogada como uno de los deportes más exigentes y que conlleva más horas de preparación para mantener firme una evolución. La lucha por bajar los tiempos es una constante que lleva consigo una serie de sacrificios que aceptan con gran predisposición. El tiempo es oro. Cada día está planificado al minuto y, si a ello, le sumamos el traslado de algunos nadadores a las instalaciones -de entre 30 y 60 minutos de trayecto en coche-, se multiplica la pasión por un deporte y un club. Por ello pasan algunos de los deportistas del Santa Olaya. No dudan en coger sus coches, ayudados por sus padres, para estudiar incluso durante el trayecto antes de ponerse el bañador.

Esta temporada son siete los nadadores que mantienen esta rutina para trasladarse a las instalaciones y ponerse bajo la supervisión de los técnicos, con la ilusión de seguir mejorando. Helena Robla (Luarca), Daniel y Patricia García (Viella), Lara García (Pola de Siero), Lucas Fernández (El Entrego-San Martín del Rey Aurelio), Hugo Sánchez (Laviana) y Marcos de la Puente (Llanera) no dudan en sacrificar su escaso tiempo en pos de defender los colores del "Oly". Todos coinciden al asegurar que "merece la pena". A partir de ahí cada uno cuenta con su particular hoja de ruta. Desde levantarse a las 5.15 de la mañana los lunes, miércoles y viernes para trasladarse desde Viella y entrenar a las 6 antes de ir a clase como hacen Daniel y Patricia García, hasta recorrer los 85 kilómetros de trayecto -una hora de recorrido en coche-, los que separan a Helena Robla desde Luarca hasta Gijón. "A veces estudio incluso en el coche, es complicado concentrarse, pero si tengo prisa no queda otra, porque el tiempo está muy limitado", asegura la nadadora de 15 años.

El esfuerzo de Helena Robla, como el del resto de compañeros, obtiene su recompensa. Los resultados están ahí. También el apoyo de los padres de los nadadores. "Siempre me han apoyado cuando dije que quería nada en este club", confiesa Helena Robla. En la misma línea se disparan las opiniones de sus compañeros. Algunos de ellos doblan y se trasladan tanto por la mañana como por la tarde, otros no pueden. Y así, durante seis días a la semana, es la exigencia de un deporte como la natación y de pertenecer a un club como el Santa Olaya. "Me parece el mejor club de Asturias, sin duda, llevo dos años en él y estoy realmente contento, además comparto piscina con mi hermana Patricia", asegura Daniel García. A sus 17 años, ya piensa en sacarse el carné de conducir para tomar el relevo y encargarse de llevar a su hermana, de 15 años, a los entrenamientos.

Si alguien sabe del esfuerzo que supone desplazarse es Hugo Sánchez, que cumple su sexta temporada en el club desplazándose desde Laviana. "Antes dedicaba los desplazamientos para estudiar, ahora intento leer o dormir, que también se agradece en un día ajetreado", comenta y añade que "si no me gustase tanto la natación, no le dedicaría tanto esfuerzo". Todos viajan con la mochila a cuestas y les mueve la misma pasión: disfrutar de la natación.

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