El verdadero tesoro de Trubia, sus valles y de todos los pueblos del mundo son sus gentes. Pero hay otros tesoros por los que hay velar. En Quirós y Teverga hubo más de cien años de mina. Con los años, por muerte natural, por los trágicos accidentes que ocurrieron o por el cierre vergonzoso de sus explotaciones, los mineros fueron desapareciendo y con ellos páginas vivas de la historia. Nada queda, ni el más mínimo recuerdo si no son el castillete de La Aragona y un simbólico archivo fotográfico en la sala donde estaba la máquina extractora. Ni una locomotora, vagón, torno, fresadora, se quedaron para el recuerdo. Todo se lo llevaron menos la dignidad de hombres y mujeres. Ahora quieren hacer lo propio con el tesoro de Trubia. Pues no. Lo primero los "cincuenta-y-cinco" magníficos para que recuperen sus trabajos y al mismo tiempo que máquinas, aparatos y todo un patrimonio se quede donde está. ¿Dónde y cuándo el museo de Bono? ¡¡¡Cuánto cretino!!!
