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Crónicas mosconas

Nuevas tecnologías

Sobre el tardío descubrimiento de la utilidad de las redes sociales

Hasta hace poco no tenía perfil en Facebook porque simplemente no me parecía necesario. Allá por el año 1997 también me resistía a tener teléfono móvil pues tampoco acababa de verle la utilidad. Pero entonces, durante unas vacaciones con amigos en las Rías Bajas, se nos olvidaron las llaves en el coche de un grupo que ya regresaba para Asturias. Una simple llamada telefónica sirvió para que dieran media vuelta a devolvernos las dichosas llaves. Aquella anécdota me abrió por fin los ojos a la eficacia de los móviles. Algo parecido me ha sucedido recientemente con el Facebook, no creé una cuenta personal hasta que la necesité para poder administrar la página del trabajo. Lo cierto es que la actualizo muy poco, pero hace unos días me llevé una inesperada y agradable sorpresa: después de 27 años se puso en contacto conmigo a través del Facebook una antigua amiga francesa, Lydia, mi corresponsal de aquellos míticos intercambios escolares de Grado con la localidad bretona de Concarneau. Es curiosa la reticencia que los carcamales analógicos como yo tenemos frente a las nuevas tecnologías, muchas veces las tildamos de frívolas y prescindibles, nos cabreamos por las horas que nuestros hijos dedican a los videojuegos, a la tablet, a tuitear? pero al final resulta que estas nuevas tecnologías no dejan de ser unas herramientas que podemos usar tanto para lo bueno como para lo malo.

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