Tras un buen final de temporada, el C.D. Mosconia ha logrado mantenerse un año más en la Tercera División del fútbol asturiano. El pasado domingo, tras marcar el segundo gol al Covadonga, varios jugadores del equipo local corrieron a la banda para fundirse en un abrazo con el emocionado presidente, Francisco Granda. La victoria aseguraba la permanencia, pero este gesto era también una despedida y un homenaje al presidente que ya había anunciado su intención de no continuar en el cargo. Este viernes 13 de mayo, a las 20 horas, se celebra ya una asamblea en la Casa de Cultura para convocar elecciones. Francisco no tiene ni hijos, ni nietos, ni familiares jugando en el club; si en su día decidió coger las riendas del Mosconia fue por su afición al fútbol y su amor a los colores. Estoy convencido de que nunca le movió ningún interés oculto, clientelismo ni trato de favor alguno y por ello hay que agradecerle su trabajo. Ahora lo deja porque se confiesa cansado, y yo, como socio y padre de jugadores de la cantera, me confieso preocupado por el futuro del Mosconia. Este año abandona el barco el presidente, el año pasado lo dejó Roberto Suárez, director deportivo y coordinador del fútbol base. También aquella comunión perfecta que hubo hace unas temporadas entre la afición y el primer equipo parece que se ha ido diluyendo a medida que menguaban los jugadores de Grado en la plantilla. Está bien que el equipo de Tercera se haya salvado, pero lo verdaderamente importante es que alrededor de 200 niños practican fútbol en las categorías inferiores, que el Mosconia como institución vaya bien y que Grado se identifique y se vuelque con su club. Uno ya va cumpliendo años y conserva en la retina aquel Mosconia que en los años 80 competía en una potente Tercera con equipos no sólo asturianos, sino también cántabros; el ascenso a 2ªB en la temporada 91/92 tras vencer en la Ciudad Deportiva al Real Madrid "C"? Pero de poco sirve mirar al pasado, lo que importa es el presente y, sobre todo, el futuro.
