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Cronista de Teverga

Medalla de oro y brillantes para Lalo Higarza

El marista tevergano, afincado en León, es ya una leyenda y un icono respetado del balonmano nacional

Hombre bueno. Humilde. Sencillo. Profundo. Trabajador. Deportista. Amante de la juventud. Todo cuanto de bueno se pueda decir de este tevergano de bien sería poco. El "Hermano Tomás", del colegio Marista San José de León, acaba de recibir de la Real Federación Española de Balonmano un premio más a su dilatada labor como entrenador de balonmano: la medalla e insignia de oro y brillantes, en el apartado de "Personalidades".

Cuando se le veía tirar de guadaña y recoger hierba -con la fuerza de un oso- en los pastizales de su Monteciello natal, durante las vacaciones de verano, nadie podría pensar que, a la sombra, muy pegado a un cuerpo fornido con la cara sonriente de un hombre feliz, estaba uno de los mejores entrenadores del balonmano nacional y un gran matémático. Tal es así que, transcurridos más de sesenta años de su llegada a tierras leonesas, su nombre se puede escuchar por boca de todo tipo de gente. Generaciones y generaciones de leoneses conocieron su tenacidad cuando de lo que se trataba era de enseñar, matemáticas, balonmano o lo que fuera.

Lalo Higarza, como lo conocemos por estos valles, se fue un día, hace muchos años, de la mano Mino Fuenteseca, otro marista y el más grande y mejor poeta en lengua vernácula de todos los tiempos. Si la muerte temprana no lo hubiera sorprendido, hoy estaríamos disfrutando de sus versos profundos y de una ironía sabia como la de sus sainetes y entremeses teatrales. Lalo Higarza se marchó a Tuy con la congregación y muy pronto destacó en todo tipo de deporte que se le presentara: fútbol, boleybol, balonmano?

Ya en León, tras haber recorrido diferentes lugares, se hace con el testigo de lo que sería una de las pasiones de su vida: el balonmano, junto a las matemáticas -era un "as" con los alumnos de las reválidas-, su familia, amigos, alumnado y la Virgen protectora del Cébrano, la patrona del concejo, a cuya romería nunca faltaba.

Siempre rodeado de jóvenes, "?No hay nada mejor para cercarse a los jóvenes que el deporte?", dice siempre y con razón. Así se los fue ganando a todos, uno a uno, convirtiendo la capital leonesa en el paraíso del balonmano. Cofundador del Ademar, paseó el León y su asturianía por toda España y Europ, triunfo tras triunfo, hasta que llegaron los méritos contraídos por su carrera generosa y desprendida.

Hoy, a sus 88 años, el balonmano nacional le debe no solo esa medalla recibida en estos días sino también el respeto y la admiración que llega incluso de las manos del Rey Juan Carlos I.

El Hermano Tomás es toda una leyenda, y un triunfador fuera de Asturias, que lleva consigo aquellas sabias palabras de que "nadie es profeta en su tierra". Creo que las autoridades regionales y locales harían bien en tener un recuerdo para él, al tiempo que para "Pepín Teverga" (entrenador de atletismo y medalla de oro de la Universidad de Oviedo), dos ilustres y admirados deportistas que llevaron el nombre del concejo tevergano en lo más alto.

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