Se ha levantado cierta controversia en el universo salmonero astur con los paladines defensores de la pesca tradicional. Desde el medio Oriente asturiano, las tierras altas del principal afluente del Nalón e incluso contando con el incomprensible apoyo del máximo representante de los pescadores federados, todos enarbolan esa bandera, que tal vez podamos interpretar como una manifestación práctica de la cultura ribereña. Por suerte, creo comprobar que en la zona salmonera del Narcea-Nalón, y en el resto de la geografía regional, se opta por la prudencia y la defensa del pez y el medio, frente a rocambolescas teorías que terminan rozando el absurdo para justificar lo imposible. Pescar salmones con un señuelo coronado por una cabeza de tungsteno es un invento reciente y no muy tradicional, producto del ingenio y el oportunismo, acompañados del desconcierto y desconocimiento de los gestores del recurso. Disculpas para pedir lo de siempre.