La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Noreña: ganar el futuro

La deslocalización de las empresas cárnicas, la ausencia de proyectos y la necesidad de explorar nuevos sectores económicos

Por la intensidad y el vértigo de las conversaciones parece que la globalización nos ha estallado aquí súbitamente en los últimos días del año. Sin embargo, que en estos momentos tengamos cerrados los dos mataderos, con muy pocas posibilidades de recuperar su nivel de actividad previo, y el ascenso a la "champions" de los platos preparados de la Noreñense de la mano del grupo IAN son dos caras de una misma moneda. En los últimos años hemos ido observando cómo la internacionalización de los mercados ha influido sobre nuestra industria fundamental.

En esta época de absoluta interdependencia global, sacralizada la economía de libre mercado y con estructuras supranacionales encargadas de tomar las decisiones que nos afectan en el funcionamiento de nuestras actividades cotidianas, además de rezar ¿podemos realmente hacer algo para modificar nuestro sino?

Todavía hoy la industria cárnica continua siendo la que más empleo genera en la villa. Por tanto, tendríamos que hacer lo posible por defenderla. Obviamente, al hablar de una actividad libre lo primero que necesitan las empresas son personas con la suficiente preparación para enfrentarse a los retos y desafíos de un mercado globalizado. Los viejos tiempos han quedado atrás y los que no sean capaces de intuir el futuro pasarán por extremas dificultades.

Por otro lado, para la creación o ampliación de empresas, Noreña se enfrenta con la realidad de ser un concejo muy pequeño y, por tanto, con escaso suelo disponible. Si además este está en manos privadas, su precio no resulta competitivo con el público de los concejos limítrofes. Resultado: deslocalización y ausencia de nuevos proyectos.

En estas condiciones parece imprescindible dedicar en el Ayuntamiento a una persona para intentar controlar esta situación. Ayudaría a las empresas con los trámites administrativos, facilitaría información a los emprendedores sobre todas las posibilidades de ayudas para sus proyectos y mediaría con el sector privado en la adquisición y desarrollo del suelo industrial necesario. En resumen, intentaría atraer empresas al concejo.

Pero quizás ahora convenga mirar a otros sectores. Tenemos que aprovechar nuestra situación estratégica, el impulso del justamente denostado cambio climático y la marca de una gastronomía reconocida. Es evidente que el perfil sociológico de la villa en la calle está cambiado radicalmente. Para prosperar nos toca ser tierra de acogida, estamos obligados en hacerla atractiva a los que nos visitan.

Si los niños son importantes para la programación del fin de semana familiar, tenemos que dotarnos de una zona singular para que vengan a jugar; los deportistas tendrían que tener una senda unida a los concejos vecinos donde realizar su actividad, y ahora por fin ya tienen un campo para hacer nuevas competiciones que pueden atraer a mucha gente. ¿Por qué no se puede intentar conseguir que además de callos y sabadiegos se nos conozca por ser una villa con una mayoría de restaurantes aptos para celiacos? Sin duda, nos convertiría en un destino apreciado para muchísimas personas con esta enfermedad.

Actividades musicales, culturales, Camino de Santiago? todo contribuiría a ponernos en el mapa.

Repensar el futuro para adentrarse en él con determinación o dejarse arrollar por la corriente, ésa es la cuestión.

Compartir el artículo

stats