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Directivo de la asociación "Contigo"

De Saleck a Pedro: la vida recuperada

La generosidad de los asturianos y los avances de la medicina, ejemplificados en dos casos de un gijonés y un saharaui con veinte años de diferencia

Las arterias pulmonares salen del corazón llevando sangre a los pulmones para su oxigenación. En ocasiones la circulación por las mismas se interrumpe bruscamente por la presencia de trombos en su luz. En algunas personas esos coágulos aumentan con el tiempo y ni siquiera los disuelve el tratamiento anticoagulante, originando un aumento significativo de la presión dentro de la arteria que reduce la capacidad de oxigenar la sangre. Sin suficiente oxígeno en la sangre la vida del paciente se ve gravemente comprometida. Solamente una difícil y arriesgada intervención para liberar la arteria de los trombos puede revertir la situación.

Al joven Saleck le sorprendió esta enfermedad en los campamentos saharauis con menos de 30 años. Aunque fue diagnosticado correctamente, los hospitales de los países de su entorno no tenían medios para realizar una cirugía que exige una gran cualificación no sólo personal, sino también del centro de referencia. Como quiera que sea, hace meses que ha llegado a Asturias buscando una oportunidad que le permita recuperar su salud.

Aquí encontró en primer lugar ayuda en la sanidad pública a través de un acuerdo de colaboración del HUCA con el pueblo saharaui, que permitió la confirmación diagnóstica, estableciendo la necesidad de su intervención. Como la mayoría de los habitantes de este país en su situación, tuvo que ir al Hospital 12 de Octubre de Madrid para realizar la intervención. También la administración sanitaria ha realizado una gestión eficaz del traslado.

Por el medio ha encontrado la solidaridad de distintas asociaciones no gubernamentales que lo han acogido y le han ayudado con su alimentación y medicación, facilitándole además sus desplazamientos a la capital de España para su valoración por el equipo quirúrgico.

Hace 20 años Pedro, un joven taxista gijonés de su misma edad, vivió una situación exactamente igual como consecuencia de haber sufrido varios tromboembolismos pulmonares que le llevaron a una situación de extrema gravedad. En aquellas fechas, la cirugía que precisaba no se realizaba en nuestro país porque el riesgo quirúrgico era muy elevado. Una de sus pocas oportunidades se encontraba en San Diego (California), pero debía afrontar los elevados costes que suponían el traslado y su intervención en un centro privado.

También en este caso funcionó la solidaridad. La asociación de taxistas corrió con todos los gastos y la intervención fue un éxito completo. Solamente gracias a esta decisiva ayuda, Pedro puede disfrutar con su familia de una vida normal, conduciendo todavía su taxi.

Entre estas dos historias hay solamente dos décadas de evolución de la sociedad y de la medicina en nuestro país. No sería descartable que, con o sin nuestra ayuda, en unos años esta notable mejoría se trasladara a los países en desarrollo y que entonces puedan solucionar problemas sanitarios similares sin ayudas externas. Sería lo deseable.

¿Tiene sentido, mientras tanto, que les echemos una mano cuando podamos hacerlo?

Este artículo se escribió poco después de la Espicha Solidaria de la asociación "Contigo" de Noreña, en junio de 2016, que destina fondos cada año a diversos proyectos de cooperación. Su publicación ha tenido que aguardar la lista de espera para la intervención de Saleck y una estancia hospitalaria prolongada y muy complicada, como consecuencia del elevado riesgo de la misma. Desde hace unos días, Saleck está de nuevo en Asturias.

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