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El paragües

Otras pensiones

La costumbre leer, ver y oír las noticias desde el sofá, poco más que un ligero sentimiento de pena genera el conocimiento de la desgracia que acontece a miles de kilómetros. Otra cosa es que dolor, tragedia o infortunio se asomen a tu calle, a tu misma acera. Entonces, no es que la situación produzca lástima, es que lastima. Aquí, en la Pola, te encuentras a alguien que tras pasar toda su vida en Venezuela volvió a disfrutar de su pensión a la tierra natal y estar al lado de la madre nonagenaria. El Convenio de Seguridad Social entre España y Venezuela le permite disponer de una moderada pensión, completando nuestro Sistema lo necesario para llegar a la pensión mínima. Desde hace más de un año lo que debiera venir de allá no viene y nuestro Sistema no puede complementar porque se desconoce qué, dada la desmesurada inflación que afecta a aquel país.

La consecuencia es una situación de penuria. Por eso ahora he dejado de rascarme la cabeza cuando oigo algo de ese señor casi podrido por demasiado Maduro, recuerdo las lágrimas que se derraman en mi misma calle y, francamente, me hierve la sangre.

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