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El cogollu

Mercedes y Elvira

La Iglesia dedica la jornada de hoy a la lucha contra el hambre de Manos Unidas. He tenido oportunidad de colaborar con esta ONG de los obispos españoles y de conocer Burundi, uno de los diez países más pobres y el segundo con el PIB más bajo del mundo. He comprobado sobre el terreno cómo llegan a su destino las donaciones que recibe Manos Unidas. Con poco de aquí se hace mucho allá. Es una labor necesaria en países escandalosamente pobres y con grandes desigualdades. Recorrimos misiones, escuelas y granjas en el país de las setenta colinas de África oriental junto al sacerdote Germán Arconada, religiosos combonianos, padres blancos y a José Luis Fernández Tonda y Ángela Huergo. Burundi es un ejemplo dramático, con una guerra civil endémica que vuelve a ensangrentar la tierra.

Manos Unidas financia 1.400 proyectos en 60 países. El lema de esta campaña es directo y, una vez más, interpelador: "El mundo no necesita más comida. Necesita gente comprometida". De eso se trata. En la senda de Manos Unidas hay ejemplos cercanos de compromiso, de los que no están a la puerta de un hotel cinco estrellas gran lujo como el Ritz, retratados con políticos y sintecho. Una colega de "Hoja del Lunes de Oviedo" decidió, precisamente hace 25 años, comprometerse con los pobres de los pobres. Mercedes Arbesú era una tímida periodista de Tiñana que con valentía optó en 1992 por unirse a las misioneras de María Mediadora. Actualmente vive en Malawi después de una experiencia en Centroamérica. Nuestro último encuentro se produjo en Gijón, en una de las ocasiones en que la ejemplar religiosa de Siero regresó a Asturias a hacer campaña en favor de Manos Unidas. A su lado estaba Elvira García Castañedo, una gijonesa nacida en Santa Eulalia de Cabranes, con familia paterna entre Niao y Arriondu, y orígenes maternos en San Román de Piloña, que ha sido los últimos veinte años de su vida responsable diocesana de Manos Unidas. Cada una, a su manera, planta cara al hambre. Son buenas semillas para este mundo. Y aunque no debería haber diferencias, soy de la Iglesia de Mercedes Arbesú y de Elvira García Castañedo.

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