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Los últimos druidas

Un lustro, mi General

Cinco años sin ti, mi General. Toda una vida. Faltaba un solo día para que llegara la primavera con el milagro del poeta pero no pudo ser. Quedaban también muchos años para que se vieran cumplidos tus sueños y verdeara el color de la esperanza. "?Temprano madrugó la madrugada?" y sin contar con nadie te llevó la Dama del Alba al lugar donde habitan los justos. Te recordamos, mi General. Te seguimos queriendo Gonzalo. Nos faltan por estos valles tu risa vehemente y alborotada jugando a las cartas y las conversaciones con tus amigos, que lo éramos todos. Desde entonces, no te hemos vuelto a ver jugar al balón, correr por la vía, chapuzarte en el río y merendar un bocadillo en La Muela contemplando la infancia. En otros valles se acabó la tragedia, mi General. Los cobardes del terror dejaron de matar, sin deponer las armas en el suelo. ¡Cuánto te debemos, mi General! Algún día volverá la Paz por ti soñada y, con el don de la palabra, caminaremos todos hacia el lugar donde vuelan los vencejos azules buscando un mundo más justo y mejor. Gracias, mi General. Vale.

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