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La necesaria mayoría de edad de la democracia española

La historia, los reinos de taifas nacionales y la necesidad de federalizar el Estado

Si miramos un mapa mundi, la península ibérica se nos antoja como la cabeza de una Europa en genuflexión, que parece rendir pleitesía a USA. Pero eso es otra historia, la de la política internacional que no viene en este cuento.

Centrados ya en la parte posterior de esta cabeza, nos encontramos con España; sí la misma que ganó recientemente el Eurobasket, la del gol de Iniesta, la de Cecilia y la nuestra... Quizás no la de tod@s aquellos que asientan el culo sobre su tierra. Así recientes acontecimientos, más allá de pitos a símbolos, personas e instituciones y pensando en la consulta sobre la secesión de Cataluña, pretendo reflexionar un poco sobre nuestro futuro. Eufemismo enorme suponer que yo puedo hacer este ejercicio de conciencia, pero en fin a ello vamos.

Constituimos, como nación, una sucesión de gobiernos centralistas, a modo de monarquías absolutas, extrañamente salpicados en el tiempo con cortos periodos de lucidez democrática. Baste decir que el régimen constitucional del que gozamos actualmente es el más largo de todos ellos. Quizás debido a esta peculiaridad, la del corsé prieto que mete en cintura a sus ciudadanos, ha sido imposible conocer las singularidades de cada grupo, alguno de ellos posiblemente étnico, que conforma la colectividad. Y ninguna forma de violencia fue, ni será, buen elemento cohesionador. Olvidar que existe variedad de "nosotros" es negar la mayor; quienes apelan a la unidad de España, como Estado antiguo, barren de un plumazo toda la historia de la Reconquista, anterior a los Reyes Católicos. Como se puede observar en los mapas correspondientes a los siglos X y XIII, la anexión de territorios de cada reino antiguo dibuja variedades lingüísticas, de usos y costumbres

Corroborada de manera científica y empíricamente la existencia de una larga Historia desde el épico Pelayo hasta el Católico Fernando, quien montaba tanto como Isabel, es obligado preguntarse si el modelo de las autonomías es el más coherente, una vez salvados los escollos de los primeros años tras la Transición, y los afortunadamente fallidos golpes militares contra el estado democrático.

Siempre he creído que la mayoría de edad empieza en aquel momento en que una persona puede decidir por sí mismo y reconocer sus errores aprendiendo de ellos, o no. De la misma manera que la adultez de un país sucumbe ante las tribulaciones, juego de tronos y gambitos de dama, de poder o de euros. Linea que estamos a punto de cruzar porque algunos, los del paternalismo y la nostalgia ahogan la capacidad de crecer de los demás, otros esgrimen abyectas retóricas que pueden envenenar a quienes las creen en la desesperación y el resto, como convidados de piedra, asistimos a un espectáculo lamentable.

En este vía crucis de marras, es en el que yo ya no quiero seguir jugando y me atrevo a preguntar, lo siguiente, a los actuales "padres de la patria". ¿Por qué nadie habla con la boca grande y pide de una manera real la federalización del Estado? Y todo ello independientemente de creernos o no la necesidad de una República Constitucional que rompa con la incongruencia de prolongar la monarquía que implica alargar, ad eternis, la edad de la inocencia de sus súbditos.

Indagando un poco, el término federal viene del latín "foedus - eris" que significa pacto o alianza; vamos lo que no hay en este año de nuestro señor de 2015. No pretendo aleccionar a nadie, pero solo decir que adoptan esta forma países como Alemania. USA, Canadá o Suiza. A groso modo, implica que los territorios federados tienen gran autonomía y soberanía en materia de política interior y comparten con el resto de federaciones, otras instituciones relacionadas con aspectos en que no disfrutan de potestad, como la defensa o las relaciones internacionales. Claro y todo ello supone que los propios federados sean capaces de obrar bien, por lo que este cambio implica la exigencia de honestidad, madurez y respeto hacia todos los ciudadanos, por parte de los que éstos eligen democráticamente. Este es el gran caballo de batalla, la asignatura pendiente de la España endémica de la picaresca, el pelotazo y la corrupción.

Pero es hora de despertar, amigos, de que este utópico soñador de L'Entregu aterrice. Tenemos la batalla perdida, o casi, en un reino de taifas en el que las supuestas nacionalidades sólo lo son cuando no pueden sacar tajada pactando con los gobiernos centrales, en el que los partidos políticos alternan su pareja de cama para seguir durmiendo calientes, en el que se logra narcotizar a la población con grande debates rosa, experimentos sociológicos, que creo van 16 o, se riza el rizo, cuando los grandes pensadores de la comedia disertan sobre la necesidad de proponer a Messi o a Cristiano para que sean beatificados. Aviso a navegantes, no nos lamentemos luego, ya los turcos, del imperio otomano, en 1453 aprovecharon el congreso bizantino sobre "La existencia de género en los ángeles" para tomas Constantinopla. Bueno, también es cierto que el margen de maniobra es pequeño; que no podemos salir a la calle porque ello supondría una multa por sedición, en virtud de la "Ley Mordaza"... En fin, siempre nos quedará "The walking dead" o, en su defecto, jugar a la Play.

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