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Mario Antuña

Siete leguas

Mario Antuña

El precio del refugiado

Todo tiene un precio. El de huir de un país escapando del hambre o la guerra, o de los dos, para convertirse en un refugiado indeseado en Europa es de entre 600 y 1.200 euros. Depende del trayecto y de la compañía mafiosa encargada del transporte. El pago no garantiza un final feliz del viaje, ni siquiera ser acogido como una persona en la estación de destino, si antes no se acaba en el fondo del mar. La imagen de un niño ahogado en una playa pareció remover las conciencias del Primer Mundo. En especial, las de los ciudadanos que desinteresadamente echan una mano. Las de los políticos siguen enredadas en sus burocráticas neuronas. Nada importan la columna de refugiados por el camino de la humillación, que tanto recordó las de la II Guerra Mundial, ni los cuerpos flotando en el mar, ni los relatos estremecedores de los supervivientes que dejaron a sus seres queridos entre las olas. Todo tiene un precio y aquí también vamos a pagarlo, tarde o temprano, aunque cerremos los ojos.

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