Acaba la Cumbre del Clima, que cada cierto tiempo analiza el calentamiento global del planeta, y que trata de poner de acuerdo a todos los países sobre la necesidad de reducir emisiones de gases de todo tipo, que no están llevando al despeñadero.
Como resulta habitual, buena voluntad, o acuerdos mínimos, para posteriormente las grandes potencias seguir envenenando, condicionadas por sus intereses.
En Langreo -por desgracia- no tenemos que fijarnos mucho de sitios que andan encaramados en el ranking negativo de los "malos humos". Por estos pagos, llevamos décadas soportando las emisiones malignas de empresas que todos conocemos, situadas a escasos metros de viviendas, donde cerca de éstas, o en sus alrededores, se puede masticar, literalmente, la porquería que expulsan. Simple paseo por sus alrededores resulta la prueba del algodón.
Existen estudios contrastados, en los que se reflejan la alta incidencia del aumento de patologías asociadas, a consecuencia de ello, de diversas enfermedades, básicamente las de tipo respiratorio, así como el incremento de tasas de mortalidad. Todo ello relacionado. La calidad de vida de las personas que casi viven puerta con puerta, o su entorno, que reciben a diario toda la porquería, resulta obvio decir que resulta pésima, con pocas expectativas de llegar a ser "güelitos" en condiciones decentes.
Con independencia del tráfico, como en Madrid, u Oviedo ahora, ignoro si por aquí se llevan controles exhaustivos, pues la mezcla de todo ello no deja de ser una bomba, que nos va matando lentamente.
La última suma a todo, pueden se los terrenos abandonados, y contaminados a tope de Nitrastur.
Al final criticamos a las grandes potencias, sin darnos cuenta que aquí tenemos el enemigo en casa, que hacen de su capa un sayo, con patente de corso para hacer lo que les salga de? ahí.
Lástima que en París no se les haya ocurrido mencionar nuestro caso, pues sería significativo, por la mezcla de lo uno y lo otro, Nada, todo sigue igual: los intereses creados?. y a seguir afogándonos.
