Como es habitual, leo el periódico y, como no, los artículos de, ¿estará bien dicho?, mis compañeros de páginas de LA NUEVA ESPAÑA, en este caso más de Las Cuencas y hoy recuerdo uno sobre la dieta mediterránea de Carlos Cuesta.
Hacía todo un desarrollo sobre el aceite extra virgen de oliva y sus variedades que leí con todo detenimiento por su interés y el mío sobremanera. A la par que lo leía, me iba acordando de lo sucedido hace unos días y, ya saben, yo se lo cuento ahora aunque sea con retraso, porque tiene validez y aun no caducó la historia, vamos que por desgracia está vigente. Y allá va.
Soy, somos en la familia, amantes del aceite. De la misma forma que lo fuimos años ha de aquellos aceites "gruesos", "gordos" y "pesados", con un color verde "prau", después nos pasamos al refinado, mucho más ligero y quizá con menos sabor, que designaban oficialmente de 0,4. Pero más tarde surgió el extra virgen y sus diferentes procedencias: que si de Jaén, de Toledo, de Valencia, de Cataluña, vamos de donde hubiese y se tratase el olivo. Sabores diferentes y diferenciados, a gusto del consumidor.
Y, de repente, como yo últimamente no salgo a comprar, aunque sí procuro estar al día en la cuestión de precios, con el fin de tener algo de existencia en la despensa de casa, pregunto cómo andamos de aceite y decidimos comprar unos litros del extra virgen y entonces nos asustamos de sus precios, incluso siendo de oferta en los habituales supermercados, viendo que su precio rondaba los 5 euros por litro.
¿Hay mala cosecha o nos la llevan los italianos?, nos preguntamos. Miramos precios en una y otra parte, pero aquello no bajaba "ni a tiros de cañón". De pronto, en uno de esos super vimos aceite extra virgen a 3,90 y decidimos probar con una botella: ya iríamos a comprar alguna más si daba resultado.
Pero como yo soy el ocioso de casa, con la mente despejada pensé una cosa y entonces le pregunté a mi mujer: "Oye, la botella esa que trajimos de aceite de cuántos centilitros es". La cogió, miró y, claro, era de 750 y no de litro. Es decir y para acabar con el "gato encerrado", el litro hubiese costado 5,20. ¿Se han fijado?