Pues nada, que nuestro Caudal Deportivo se ha soltado el pelo y está ofreciéndonos una temporada futbolística de pleno éxito con un liderazgo que ahora mismo supera en ocho puntos al segundo, nada menos que al potente Real Avilés. Claro que esto ya nos lo cuenta, semanalmente, en sus crónicas, el amigo Héctor Núñez. Pero uno no aguanta el tirón y se resiste a dejar pasar la oportunidad de recoger un hecho que, afortunadamente, va en contra de tantos y tanto presagios sobre el presente y futuro de esta tierra. Al menos, dándole al balón, las cosas marchan sobre ruedas, hasta tal punto de que cierta noticia, más o menos oficiosa, señala la oportunidad de que, para la próxima temporada, bien en Segunda B o en la propia Tercera, todos los partidos del Caudalín, serán televisados a través del ente autonómico, es decir, la que se suele llamar TPA. Y encima con la propina de mil euros por partido. No es mucho pero, menos da una piedra.
Y hablando sobre ruedas no le va tan bien al representante del hockey el C. P. Mieres, que, hasta hace unos días "lucía" el triste letrero de farolillo rojo, sin haber saboreado todavía, en esta campaña, las mieles del triunfo. Menos mal que el pasado sábado, en su tete con tete ante el otro colista, alcanzó una victoria que le permite dejarle, precisamente, a su reciente contrincante, la última plaza. ¿Preludio de tiempos mejores? ¡Ojalá!
Venían siendo lamentos permanentes y lastimeros, los de aquellos jóvenes que, entregados a la música actual y con exigencia de locales de ensayo para los distintos grupos, lamentaban que los en su día señalados como tales en las antiguas escuelas de La Peña, no acabasen por prestar el servicio adecuado. Parece ser que en una reciente reunión de los mandamases municipales y los representantes de conjuntos, el asunto comenzó a aclararse con la promesa de que pronto estarán listos para el uso correspondiente. Eso sí, previo abano, por parte de los interesados músicos, de una cuota de cuarenta y cinco euros mensuales. En fin, a falta de pan?
La propuesta: Pues mire usted, para los visitantes que en turismos accedan a la villa de Mieres por la salida sur de la A-66, debe ser una delicia encontrarse con la rotonda al final de la calle Gutiérrez Quirós, en el remate de Vega de Arriba, donde figura un cuidado jardín con rasgos artísticos y el nombre de la localidad a base del propio césped. Sin embargo, en la salida norte, a la entrada de la avenida de Méjico, es otro cantar. Échenle un vistazo y notarán la diferencia con la consabida sentencia de... ¡ojo pues al dato!
La crítica: A la vista de todo viajero de Renfe está en que cada parada de los trenes, en sus correspondientes estaciones (hablamos de una mayoría), existen aparcamientos para vehículos de aquellos que optan por dejarlo ahí y coger el transporte ferroviario. Pues bien, aquí, en Mieres, a la altura de la entrada del polígono de Gonzalín, al lado del que todavía se llama "apeadero", existe también un amplio terreno, pero, con adornos indeseados, es decir, a base se socabones y sin delimitar las plazas. Nuestra tertulia "Por el Camino" entiende que no es de recibo?
