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Francisco Palacios

Los "destinos" de Simeone

Dice el refrán que las victorias tienen cien padres y las derrotas dejan muchos huérfanos. Pero los refranes suelen ser muy contradictorios. Pues hay veces que los perdedores no sólo aparecen ante los demás como huérfanos, sino que les surgen tantos defensores que la derrota casi se convierte en un episodio épico. Así ocurrió con la final de la Copa de Europa de Campeones disputada entre los dos grandes equipos madrileños: Atlético y Real Madrid.

Al final de ese encuentro Simeone se presentó en la rueda de prensa muy circunspecto. Lo exigía la ocasión. Una imagen que contrastaba con la vehemencia y combatividad que despliega como entrenador. Y antes como jugador. Según Valdano, con Simeone el Atlético ha invadido el castillo de los grandes. Pero le falta desalojarlos para entrar definitivamente en el universo de los privilegiados.

Simeone reconoce que llegar a dos finales europeas en tres años es algo maravilloso, pero al mismo tiempo considera que salir derrotado en ambas supone un fracaso sin paliativos: "La gente esperaba que cambiara la historia y no la pude cambiar. Algo falló y yo soy el máximo responsable". Si bien se acepta que los atléticos han sido dignos perdedores, para él no hay ninguna dignidad en la derrota. Sólo los campeones gozan del honor de la gloria. Del segundo no se acuerda nadie.

A pesar de que pudo tener razones para quejarse, Simeone nunca se escudó en el victimismo, en la mala suerte o en los fallos arbitrales, para justificar la agónica derrota del pasado sábado. Admitió sin ambages el triunfo del adversario. Y no hay duda de que el mejor solo es el mejor si gana. Y así lo expresó Simeone sin rodeos: "El Madrid fue el mejor porque ganó".

El entrenador del Atlético transmitió también firmeza en los duros momentos de la derrota. "No lloren", les dijo a sus jugadores. Cuando uno ha cumplido, nada más se puede exigir: las heridas hay que curarlas en casa. Y un Simeone resignado sentencia que el "el fútbol es también destinos y está claro que esta final no estaba destinada para nosotros".

En definitiva, como dicen los estoicos, el destino ayuda siempre a quien lo acepta y arrastra a quienes lo resisten. Por eso, el destino aún le puede deparar a Simeone muchos desafíos victoriosos.

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