El número dos de Ciudadanos, a primera hora de la mañana de ayer, negaba hasta tres veces a Rajoy. Fue dos horas antes de que el gallo de Rivera le diera el beso de su abstención al presidente del Gobierno para cantar su investidura. Es uno de los récords del verano, junto a los de las pruebas deportivas. La verdad es que de alguna manera hay que evitar el tremendo ridículo de unas nuevas elecciones y qué mejor que la cuña de la misma madera política. Mientras hay o no Gobierno, cuestión que según el CIS interesa muy poco a los españoles, la vida en crisis discurre con atonía. Hasta que esos pequeños problemas abren la caja de los truenos. No debe ser muy complicado mejorar el tráfico por Pajares los fines de semana para evitar que las obras de un talud sigan causando largas retenciones. O se regulan mejor los semáforos o se manda a la Guardia Civil. Parece fácil, pero es más difícil que formar gobierno.
