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Dando la lata

Detesto

Detesto eso que llaman la fiesta de los toros. Y detesto aún más que sea denominada "fiesta nacional". Y detesto los encierros, el toro embolado, el toro ensogado, el toro lanceado y, en definitiva, detesto cualquier espectáculo en el que se maltrate, torture y mate a un ser vivo. Porque no alcanzo a comprender el placer que se siente al presenciar el dolor de un animal. Y me hieren las imágenes de los toros agonizantes, empapados de su propia sangre, con los lomos atravesados por afilado metal. Y me duele la visión de un público que disfruta con semejante martirio. De hecho, me parece que alguien que goza haciendo o viendo hacer daño tiene algo dentro de la cabeza que no está bien ajustado.

Y detesto esa caza por cazar, por matar, por acabar con la vida de un bello ciervo, de un imponente rinoceronte, de un majestuoso elefante. Y detesto las peleas de perros. Y las de gallos. Y siento un profundo desprecio hacia quienes las promueven y participan. Y detesto los circos con animales condenados de por vida a una existencia entre barrotes, Y detesto los zoos cutres en los que languidecen hermosas criaturas. Y detesto la utilización de los animales como reclamo en salas de fiestas y discotecas.

Sin embargo, sinceramente, no deseo ningún mal a los humanos involucrados en todo ello. No me alegro de la muerte de un torero. Bien es cierto que tampoco siento una gran pena, pues entiendo que era conocedor del riesgo, que lo asumió y que por más que la moneda suela caer de cara, siempre cabe la posibilidad de que caiga de cruz. Y lamento que al cazador le revienta la escopeta en la cara, pero me alivia saber que un muflón se libró de ese disparo.

Creo que la base de la lucha por el reconocimiento de los derechos de los animales se encuentra en la dignidad de sus partidarios, en su ejemplaridad, en su razón cargada de humanidad. Pero todo ello se va al traste cuando el defensor también se comporta como un bestia y cae en el disparate. Ni en más bello animal se merece ser defendido por un humano que celebra la muerte de otro humano.

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