Una osa con sus crías se ha asentado en los montes del Huerna, cerca de la autopista y de la variante ferroviaria. Igual tienen como entretenimiento observar el tráfico mientras esperan, como los asturianos, el paso de trenes por los túneles bajo la Cordillera. En la espera, sabemos que Talgo dispondrá de un tren que nos llevará a Madrid a 350 kilómetros por hora sin necesidad de cambiar las vías. ¿Cuándo ocurrirá? Quién lo sabe, y si alguien conoce fecha, no lo dice. Quizá los esbardos que ahora retozan por sus alrededores sean para entonces osos hechos y derechos, o incluso padres, y vean el paso de los trenes en familia comiendo moras, o a lo peor ya se hayan ido cansados, como los asturianos, de tanto aguardar. Con la suerte que tenemos y nuestra escasa influencia política, seguro que los recortes que se avecinan caerán inexorables sobre este maltratado proyecto, mientras los responsables continúan haciendo el oso.