En la terminal 1 del aeropuerto de Barajas hay unas 200 personas con billete de avión para regresar a México. Es decir, tienen billete pero no tienen asiento. ¿Ustedes lo entienden? Yo tardé en saber por qué, pero después de muchos días de ignorancia y desconocimiento, por fin nos hemos enterado de la causa, que no fue otra que los billetes sí habían sido extendidos para venir y volver, pero, ese pero o letra pequeña que decía algo así como "siempre y cuando hubiese asientos libres", puesto que repetidos billetes se habían extendido para empleados de la compañía aérea.
Lo que después había ocurrido entra dentro de la picaresca que rueda por nuestro mundo: los empleados en cuestión los habían vendido o regalado a personas ajenas a la compañía de aviación y todos tan contentos no se habían percatado de que en las "temporadas altas" o vacacionales es cuando los aviones van llenos hasta los topes y esos billetes "regalo" no se usan cuando no hay plazas vacías.
En resumen, probablemente gente humilde, sin dinero, sin hotel, con lo puesto, se encontró en referida Terminal 1, hasta que alguien toma la determinación de acudir al Consulado de México, tomando entonces el cónsul la determinación de acudir en su ayuda y, de paso, proporcionarles no sólo dinero para subsistir, sino también forzar a la compañía aérea a que les vaya evacuando con pasajes a su país natal.
Naciendo y aprendiendo. Los primeros, a no ser tan pícaros, y los segundos, menos inocentes, porque eso de viajar gratis no se da todos los días.
