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A mi aire

Entresijos profundos

Si nos atenemos al propio significado que conlleva la palabra entresijos, ya resulta ponerse en guardia, y si resultan profundos aún más. Cosa oscura, enredo, dificultad, difícil de entender o desatar? toda una joya. En nuestro día a día todos nos vemos involucrados en constantes entresijos, con el agravante de ser externos a nosotros, pero sufriendo sus consecuencias negativas.

Estamos atrapados en inmensa tela de araña de una sociedad en la que cada vez prima más el engaño, o el enriquecimiento a costa de lo que sea, sin importar los efectos secundarios, con tal de llegar a la cima.

Todos somos paganos de prácticas abusivas, amén de indefensión a la hora de exigir nuestros derechos, pues el ciudadano lleva siempre las de perder: precios abusivos en cualquier reparación, chapuzas por doquier, compañías que no cumplen, toda una fauna de vividores y sinvergüenzas que se mueven en un mundo de mentiras y enredos.

En otro plano más elevado nos levantamos cada día con nuevos escándalos, corrupción, y ladronizu al cubo, que dan la impresión de estar ya institucionalizados, no cogiendo de sustu a nadie.

Incluso se siente admiración por alguno de estos elementos, que cuanto mayores sean sus fechorías menos posibilidades tienen de ir a la cárcel, mientras al pobre desgraciado que distrajo una barra de pan, lo empapelan al momento.

Pero para entresijos profundos los inherentes a la política y a los partidos que la sustentan. Todo un fangal putrefacto donde tan solo priman los intereses de cada cual, con ejemplo en plena vigencia, teatro y postureo por parte de todos, incluido el último golpe de efecto, donde se pasa de negro radical a blanco mate. Aunque igual resulta mejor.

En Asturias también cuecen fabes muy llamatives, extrapolables al de la barra de pan, o los ladrones de cuello blanco, si tomamos como ejemplo las mil penalidades que tienen que pasar muchos para recibir mínima pensión, con vida de trabajo, en contraste con otros que sin rascala, ¡oh milagro! La madera de les cajes de sidra, se convierte en mamposta. Lo dicho: entresijos muy profundos.

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