La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Desde mi Mieres del Camino

La huella inolvidable de Tino el de Arnizo

Una indiscutible contribución al mundo de la canción asturiana

Su nombre sencillo, Celestino González González, poco o nada nos dice. Pero si hablamos de Tino el de Arnizo, las dudas se vuelven lanzas y todo el mundo, relacionado con el folclore astur, tiene algo que decir o identificar. A base de darle vueltas, sin embargo, tampoco la localidad de Arnizo aparece en el mapa mierense. Claro que solo se necesita moverse un tanto fuera de este municipio hacia el sur, buscando la cordillera asturleonesa por la parte izquierda del cordal, para toparse con el terreno allerano y el punto exacto del lugar de nacimiento de este asturiano de pro que hizo, de su vida, una permanente tarea de defensa del folclore regional. Lo hizo a través de la tonada, como gran intérprete y maestro.

Y? ¿Cómo podemos contemplar la figura de Tino de Arnizo desde "Mi Mieres del Camino"?. La voz y el énfasis que pone en ella el presidente de la asociación de vecinos de Santa Marina, Ángel Pastor, es certificado de garantía suficiente para que su figura se establezca, con todos los honores, en el cuadro de honor de los mierenses adoptivos. Desgraciadamente Tino el de Arnizo se nos fue hace unas pocas semanas, dejando un vacío imposible de reemplazar. En el número diez y seis de la calle Ramón y Cajal de Mieres, se encuentran su esposa Guillermina y su hija Rosa María. Es la mayor de un cuadro familiar que se completa con Guillermina, Fele y José Antonio. Todos están al lado de su madre, con el desconsuelo ante la pérdida del ser querido pero con la serenidad que ha dejado su inolvidable huella.

El barrio minero de Santa Marina fue, por definirlo de alguna forma, el reducto final de toda una obra desinteresada en la difusión de la tonada. Labor que desempeñó junto a una férrea lucha permanente contra la enfermedad que, durante diez años, hubo de desplegar sin el menor lamento y con la mayor firme de las voluntades. Su labor en favor de los valores musicales autóctonos era totalmente desinteresada, nunca estuvo en una posición relacionada con lo material. Así lo afirma Ángel Pastor quién, según manifiesta, "tuve la suerte de compartir con él momentos entrañables y acercarme, un poco con mi voz, pero sobre todo con cariño, a los postulados de la canción asturiana, a través de las clases y la sabiduría de Tino".

"Él no llegó a nuestro barrio -añade el presidente de la entidad vecinal- como figura, sino como compañero. Y nosotros, con toda justicia, lo elegimos como maestro". Así fue como se formó un grupo de aspirantes, aunque algunos ya eran auténticos intérpretes como el caso de José Manuel García. Y con él, algunos más: Ángel J. Toral, Iván Menéndez, Manuel Barbón, Chema Gallegos y el gaitero Noriega. Así quedó constituido el inicio de la escuela de aspirantes de Santa Marina, coincidiendo con la puesta en marcha del Concurso de Tonada de Aficionados, que ya va por la novena edición y que quizás sea el más antiguo de Asturias.

Luego llegó una representación allerana formada por mujeres, como Liliana Castañón, Laudelina Hortal, Patricia Pariente y Marina Pérez. Algunas de ellas, a pesar de ser especialistas en interpretación de la copla, se iniciaron en la tonada. Así ocurrió con Raquel de Tolivia, poetisa e intérprete. En el acto religioso de despedida de Tino, el propio Ángel Pastor leyó unos versos muy emotivos de ella que conmovieron a todos los presentes.

"Tino -siempre en base a las declaraciones de Ángel- era un gran defensor de la tonada y un cantante de primerísima fila. Aunque nunca ganó el Certamen 'Ciudad de Oviedo', no fue por ausencia de facultades sino, según mi opinión personal, por causas ajenas al contexto musical". "Creo entender que fue el recordado Modesto González Cobas quien dijo que el mejor intérprete es aquel que domina mayor variedades de la canción asturiana como, por ejemplo, Tino el de Arnizo. Y es que nuestro maestro se enfrentaba de forma genial, con todas las variantes de la tonada, incluidas las vaqueiras, y no digamos de la allerana de la que se convirtió en gran defensor, imponiéndola de varios concursos", añadió Pastor.

No sería justo silenciar que de esa escuela salieron intérpretes de "la allerana" tan característicos como Enrique Castañón y Juan Luis G. Lobo, ambos de Nembra, Ángel F. Morán de Moreda de Arriba o Marcelino Ordóñez de Río Aller. De todas formas este gran hombre que fue Tino se alzó once veces con el máximo galardón de otros tantos concursos en los que participó. Recordaba con especial aprecio el logrado en la Vega de Anzo porque, según sus propias palabras, "le había costado un gran esfuerzo alcanzar el triunfo final ante la presencia, en el certamen, de auténticos campeones". Tenía previsto grabar un nuevo disco, a sus setenta y cuatro años, en el próximo mes de septiembre. Por desgracia, para esa fechas, Tino no estará con nosotros.

Insiste el dirigente de la Asociación Vecinal de Santa Marina que Tino el de Arnizo nunca quiso cobrar ni un solo céntimo por la actividad de la escuela e incluso cuando se trataba de organizar algún acto gastronómico él pagaba la cuota establecida igual que los demás. Solamente un una ocasión admitió un regalo, un reloj, que costearon los alumnos de la escuela. Siempre en base al sentir y manifestar de Ángel Pastor, todos sus "ahijados musicales" siguen y seguirán en la academia, en recuerdo al amigo, compañero y maestro que fue, aunque dejando constancia de una de sus frase preferidas: "¿Maestro yo? Bueno, como queráis, pero sin título".

Una de las características personales de Tino el de Arnizo era su "santa paciencia". Nunca rechazaba a ningún alumno, aunque las posibilidades de su voz no ofreciesen grandes garantías. A nadie hacía de menos y a todo el mundo daba ánimos para superarse y lograr el objetivo deseado. Recuerdan algunos de sus alumnos que, como recomendación para avanzar en el siempre difícil arte de la interpretación, solía aconsejarles: "Cantáis bastante bien, pero lo hacéis para dentro y la tonada debe expresarse siempre hacia fuera como un mensaje de los valores folclóricos de nuestra tierra". Lo cierto es que su escuela había alcanzado justa fama en todos los ámbitos y aquellos enamorados de la tonada se puede decir que todos querían venir aquí. Lástima de su desaparición que, sin duda alguna todos sentimos al máximo y consideramos prematura".

A nuestro protagonista del reportaje de hoy le gustaba enormemente que lo acompañasen con la gaita. Y en ese terreno lo hicieron grandes maestros del instrumento autóctono. Sin embargo para él, sin menospreciar a nadie, existía, hace años, uno que él consideraba el mejor de Asturias. Y no dudaba ni un segundo en señalar que se trataba de Silvino F. Fueyo, el de Ladepata uno de los primeros pueblos de la Güeria de San Xuan, por la denominada "Ruta del Sol" porque el astro rey se muestra ciertamente perezoso a la hora de retirar sus "bienes", por esa ladera izquierda del valle. Tenía Tino dos debilidades: su gran amistad con el santanderino de Fuentes de San Miguel llamado Manuel, con el que actuó en numerosos escenarios, y entonar, al estilo de El Presi, la conocida canción de "Cuando salí de Asturies". Era algo que superaba sus apetencias.

En estos momentos y desde la Asociación de Vecinos de Santa Marina, se piensa en la posibilidad de un acto de recuerdo, con la participación de intérpretes que él apreciaba abiertamente, en torno a la figura y obra del inolvidable Tino de Arnizo.

Compartir el artículo

stats