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Mario Antuña

Siete leguas

Mario Antuña

La boina de las Azores

Hala, ya pasó lo peor. Llegaron las esperadas lluvias y podemos respirar tranquilos. O quizá no tanto, depende dónde, en La Felguera y Trubia con precaución. La boina de contaminación que pendía sobres nuestras cabezas se ha diluido arrastrada por el agua. Lo peor de este episodio de polución es, por lógica, su negativa repercusión sobre la salud. Después hay que añadir la improvisación. Resulta insano que deban ser los ecologistas quienes con los datos oficiales del Principado den la voz de alarma. En la Consejería de Medio Ambiente parecen tratar este problema como si fuese una labor funcionarial más. Igual que dio la sensación de que abordaba la toma de medidas correctoras con la ligereza de quien las fía al albur de la meteorología. Sólo faltó realizar plegarias por la lluvia. Un problema tan grave requiere más seriedad y diligencia. No sentarse ahora aliviados a esperar con temor a que vuelva el anticiclón de las Azores.

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