"Dicen que la distancia es el olvido...", rezaba la canción y claro, con tanta ida y venida, es lógico que uno ya no recuerde si facturó los kilómetros dos veces a dos pagadores distintos, si abonó los gastos con tarjeta y además pasó las facturas, si usó la dieta o todo a la vez supo a gloria. Así viaje tras viaje, día tras día, hasta sumar treinta años de a ver quién es el guapo que se atrevía a decirle algo. Porque al margen de la ironía, la causa real de vivir a cargo del sindicato era la impunidad del que manda de forma omnipresente y todopoderosa. La sentencia sirve también para un partido, un país... Lo dijo bien claro la que fuera su secretaria en el SOMA durante más de tres décadas: Villa no era austero, lo que pasa es que no era ostentoso. Y el que fue el contable: tú apunta y calla, que para reemplazarte hay cola. Y así se fue escribiendo esta historia que ahora escandaliza, pero nadie denunció. A ver quién era el guapo que se atrevía...
