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Los recuerdos de mi lápiz

El paseo de los dibujos

La figura de Rafael Suárez Vallina, el dibujante Falo

Uno de los placeres más "placenteros" del ser humano es el paseo. Pasear no es solo andar o caminar, pasear es mirar, es sentir, es encontrarse con uno mismo y con los demás. Pasear es vivir.

Recuerdo aquel querido paseo del parque viejo, que un querido amigo bautizó como "el de las miradas" o "el paseo de los refrescos"; porque en el paseo hay que mirar y a la vuelta volver a mirar.

Hoy mi lápiz dibuja el recuerdo de un jovencísimo Rafael Suárez Vallina "Falo el dibujante" y te invita a su paseo, el de sus imaginativos y penetrantes dibujos, dibujos y caricaturas llenos de sutileza y crítica artística.

En este paseo hay que mirar y volver a mirar, para llenarte de líneas, de rasgos, que te llenan y alimentan el espíritu, de sorpresas, de emociones y de cariño.

Que la fotografía ha ganado el terreno al dibujo es un hecho incuestionable, pero nunca debe ser antagónico. Ambos modos de expresión artística pueden y deben coexistir, y es necesario que el dibujo vuelva a recobrar su presencia en las publicaciones.

La obra de Falo el dibujante tiene un carácter universal ya que nada de lo genuinamente humano le era ajeno. Fue uno de los más prolíficos dibujantes asturianos y pintó hasta los últimos años de su vida. Fue LA NUEVA ESPAÑA en 1938 la que publicó su primer dibujo, siendo además el gran colaborador de la Sociedad de Festejos "San Pedro"; carteles y portfolios llenan años de su vida.

Como ironía del destino, Falo se nos fue en un día de San Pedro y en la homilía de su despedida nuestro párroco, José Antonio Couso decía: "tus dibujos no los podemos imitar, pero sí tus obras de bien", por lo que siempre te recordaremos.

Esas preciosas palabras bastaron para definir la vida y la obra de nuestro gran artista Falo.

En las frescas mañanas, esas mañanas de espeso rocío y en los atardeceres, los de suave bruma, se puede contemplar la entrañable figura de nuestro dibujante Falo. Se percibe con nitidez su inigualable silueta, que recorre, que pasea por las calles y rincones felguerinos con su cuaderno y su lápiz, repasando tantos y tantos magistrales dibujos impregnados de su sabia y fina ironía. ¡Yo lo he visto pasear! Y vosotros, a poco que miréis con los "ojos del alma" seguro que lo veréis también.

Desapareció aquel Paseo de "Las miradas" y de los "refrescos", también el de "La Calle Nueva".

Pero no dejemos nunca que desaparezca el "Paseo de los dibujos de Falo".

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