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Pel Camín

La figura de Julio Puente en su Mieres natal

El maestro del periodismo asturiano, fallecido la semana pasada

Las luces se tornan sombras y la lágrima rompe el tejido de las palabras cuando el hecho inesperado toma cuerpo real en la mente del amigo. Hoy, después de unos cuantos días de sereno recuerdo sobre aquellos acontecimientos que fraguaron una amistad y una admiración, queda el desahogo de unas líneas impregnadas de emoción, en torno a la figura de quien se nos fue para siempre, en este caso Julio Puente, el maestro de periodistas y, a la vez, entrañable compañero sin la pérdida de un ápice de su trayectoria profesional y su inmensa prestancia de saber y estar.

Con disculpas de antemano, amplío estos mis conceptos de relación con quienes durante las últimas fechas glosaron la figura del desaparecido José Julio González Fernández-Puente, para todos "El Maestro". ¿Qué puedo añadir yo a lo dicho por mis compañeros -de nuevo perdón- la directora Ángeles Rivero, el que fue máximo dirigente de LA NUEVA ESPAÑA Melchor Fernández, el actual subdirector Evelio G. Palacio, el antiguo subdirector Alberto Menéndez, el redactor jefe Javier Cuervo, la que fue jefa de Cultura Pilar Rubiera, nuestro lejano pero no ausente Fernando Canellada, el comentarista deportivo José Luis López del Valle, los redactores que se encargaron de las crónicas y todos cuantos de alguna forma expresaron su sentir ante la irreparable pérdida? Pues para iniciar el compendio de la realidad existente, que Julio Puente era de Mieres, nacido en la plaza de San Juan, cartelera del barrio de Requejo y "Catedral" de la sidra, todo ello a la sombra del templo católico del patrono de esta villa y que, según sus propias palabras, "se puede estar fuera de Mieres, pero uno nunca se va de Mieres".

A cuanto se ha manifestado a lo largo de estas últimas fechas, poco se puede añadir. Pero a uno siempre le queda el deseo de expresar algunos jirones de la relación que a lo largo de cerca de tres décadas, Julio tuvo con su patria chica. Recordemos su entrañable pregón con motivo del centenario del Colegio Santiago Apóstol, donde él recibió las primeras enseñanzas primarias bajo el control lasaliano, y los detalles que en su mente y en su palabra llevaban el frescor del estado permanente. Revivió, con toda la fidelidad del mundo, figuras, escenas, anécdotas y verdades reales vividas por él en el ambiente colegial y en la propia villa de un Mieres que respiraba vientos de optimismo hacia un futuro que, desgraciadamente, y por decisiones administrativas se volvió negro. Su afición futbolera llevaba ya el sello de su predilección hacia el Caudal Deportivo, cuyas figuras de entonces recordaba con nitidez, esa cualidad suya que supo mantener más tarde teniendo al Real Sporting de Gijón y al Real Madrid por destinatarios a través de su habitual columna "Fondo Norte".

Personalmente le debo un agradecimiento sin límites por su actitud hacia mí, el apoyo que me dispensó y el gran cariño de amigo. Fue, en momentos determinados de tensión en mi vida, apoyo y visión de futuro. Por todo ello, por esa permanente demostración de querencia con tu Mieres natal y por mis vivencias a la sombra de nuestra amistad, dejas aquí un vacío que será prácticamente imposible volver a llenar. Sin más, querido maestro, el más sincero e inquebrantable abrazo.

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