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Escribo, luego existo

Contigo en la distancia, la novela con la que Carla Guelfenbein obtuvo el premio Alfaguara de este año

Escribo, luego existo

Contigo en la distancia es una obra eminentemente postmoderna, donde se desdibujan los límites entre el yo y el tú y entre la realidad y la ficción, y donde se verifica el postulado de Derrida de que "no hay nada más que el texto". En la novela hay tres voces principales que giran en torno a una autora que espera, anciana e inerte, desde la uci de un hospital a la muerte, por lo que la versión de la vida de ésta depende únicamente de la interpretación de los otros y de la ficción que ha dejado escrita. Se trata, pues, de una de las muchas novelas contemporáneas que buscan la solución de algún incidente en la obra literaria de algún personaje; que ese incidente sea un accidente más o menos grave convierte a la novela en "negra" o no.

Hay aquí tantas líneas temáticas que se cruzan y se implementan que, al terminar la lectura, ya nos hemos olvidado de lo que nos impulsó al principio a seguir leyendo y nos contentamos con lo que descubrimos al final del viaje literario. Carla Guelfenbein, chilena, ganó con esta inteligente obra y por unanimidad el XVIII Premio Alfaguara de novela 2015. De ella dice el jurado: "es una novela de suspense literario construida con gran eficacia narrativa en torno a un memorable personaje femenino y al poder de la genialidad".

Es precisamente ese poder el que determina la trama de la historia, ya que el genio creativo se superpone a la subjetividad de tal manera que interfiere en la vida íntima de varios de los personajes a través de varias generaciones. Esta dicotomía aparentemente insalvable se materializa en el cuerpo, que se vuelve una presencia "contumaz y desafiante", incapaz de contener los celos y la ira cuando uno de los personajes se sabe menos genial de lo que aparenta o, en otro caso, se es incapaz de asumir una realidad amenazadora por insegura y volátil.

Los personajes se enfrentan a tales miedos por medio de la escritura, un lugar "donde los límites de lo real y lo inventado no son tan claros" y donde la memoria puede engañarse a sí misma lícitamente, sin más exigencia de fidelidad que la propia del proceso de escribir y de la lógica interna de la trama. En esta concatenación de elementos narrativos, la memoria da paso a los lugares donde se ha vivido, "sitios que el alma crea para poder guardar sus recuerdos".

Y así, sumando experiencias, sentimientos y nostalgia, se va entretejiendo una auto/biografía colectiva, donde si en principio se busca a un homicida y a sus posibles razones, se reconstruye pronto la vida de la autora y sus allegados y se encuentran a sí mismos los agentes iniciales de la investigación. Pues la vida de cada cual no se compone de un solo hilo, "son cientos, miles, cada día, cada afán tiene el suyo".

Contigo en la distancia hace referencia al bolero del mismo título, compuesto en 1946 por el cantautor cubano César Portillo de la Luz, de cuya letra podríamos considerar dos líneas especialmente como la matriz del complejo entramado de la novela: "Es que te has convertido / en parte de mi alma"; pues cada personaje no se puede ya entender sino como devenir de la circunstancia de los que le rodean e, incluso, de muchas personas que les precedieron. Articular todos estos temas y utilizar, a la vez, como fondo, la biografía de Clarice Lispector, requiere una buena dosis de oficio literario, y cuando éste existe, como es el caso, la lectura constituye un auténtico festín.

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