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Elisa Torreira lleva a Ibiza "Esperando la marea"

La instalación, conceptual, es un conjunto de piezas realizadas con desechos del mar

Elisa Torreira con algunas piezas de la instalación.

Elisa Torreira (Avilés, 1961) es una de esas artistas asturianas de caminar lento, seguro y luminoso. Su obra, una combinación de palabra, dibujo y plástica, muy ligada a la poesía, se fundamenta en el aprendizaje continuo. Tal vez por ello, ha elegido para su actual exposición, en el Club Diario Ibiza, una frase de Carlos Arroyo, a modo de presentación: ""Solo el que aprende bien sobrevive más y mejor. Seguir vivo en un mundo exigente (y el mundo vivo lo es), desde vivir en la selva hasta vivir en un mundo social duro y competitivo, requiere aprender, y aprender bien".

"Esperando la marea", un conjunto de piezas realizadas con desechos del mar, es el título de la instalación que presenta. "Esperando la marea comprendí./Soy el mar./Yo soy el mar", invoca en su intervención escénica.

Elisa Torreira y la mar se concitan a diario para intercambiarse sus secretos, escribe María del Mar Díaz González, profesora de la Universidad de Oviedo, en el texto del catálogo. Y añade: "la una se confronta impaciente a la espera de una incógnita indefinible, la otra le entrega avariciosa sus excrecencias".

Elisa Torreira comenzó escribiendo poesía y dibujando, utilizando el formato de libro; poco a poco, fue añadiendo complejidad a su obra, utilizando diferentes medios expresivos, entre ellos sus propias intervenciones corporales, empeñada en no desvincular nunca su experiencia personal del aprendizaje artístico. Como subraya Mar Díaz González, la artista se mueve en el ámbito de la emoción. "Aprendemos más y mejor aquellas disciplinas y cuestiones que nos deleitan, conmueven o perturban y profundizamos, por lo tanto, nuestro conocimiento por medio de emoción, como vehículo de educación individual", afirma González.

Atenta a los detalles y a los objetos, Torreira sustenta gran parte de su trabajo en la madre naturaleza y logra, con una combinación de todos ellos más la palabra, retratar asuntos que le preocupan o le interesan, como la soledad o el amor. En el caso de "Esperando la marea", se detiene en los despojos del mar sobre la arena y el resultado es conceptual pero con el barniz del mejor lirismo. Una obra tan experimental como exigente. Destaca en ella el desarrollo del proceso artístico, unido al conocimiento del medio y a la traslación de sus vivencias, todo ello tamizado por el afecto y la emoción. "Las piezas que componen esta instalación traducen la sabiduría personal de la artista, su entendimiento vital y su proceso de aprendizaje constante". El resultado es una obra rigurosa y bella.

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