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Ensimismado

Un marido y dos amores

Ensimismado

La periodista franco-suiza, Diane Brasseur, llega al mercado español con su primera novela, Las fidelidades, una novela de lectura fácil y rápida, narrada en primera persona por un hombre maduro, un "winner": buen trabajo, buen sueldo, buena casa, esposa e hija y amante joven. Es un relato realista e intimista; no hay un aparato descriptivo minucioso, sino un falso narrador omnisciente, que se imagina todas las situaciones posibles en su encrucijada vital y recrea los sentimientos de las mujeres de su entorno respecto a él.

Es un hombre totalmente ensimismado en su dilema, pues no quiere divorciarse de su esposa legítima pero tampoco renunciar a su amante. En la novela no hay más vida que los afectos, y, ocasionalmente, la gente anónima que le rodea en la calle o en el restaurante. Todas y cada una de las páginas están dedicadas a su atracción física por la joven Alix, a la comodidad de descansar de aquella en los fines de semana junto a su esposa y al placer que deriva de ser padre de una hija adolescente. Poco más sucede en la novela, donde se mezcla un incipiente complejo de culpa con el miedo a perder el bienestar futuro de una vejez que ya atisba en el horizonte si abandona el hogar conyugal y el miedo a perder la energía que le comunica el ejercicio del amor con una mujer en plena juventud.

La novela comienza con una frase aislada, "No quiero envejecer", que se convierte en el hilo conductor de la trama. Cuando está con Alix, el narrador tiene cuidado de no conjugar sus verbos en futuro, consciente siempre de que su seguridad personal está junto a su esposa, ya que si se deteriora físicamente, si tiene un cáncer, si tiene un accidente cardiovascular, "¿Se quedará Alix conmigo? No quiero perderlo todo. ¿Nos exigiremos Alix y yo que nuestra inversión sea rentable?".

Es difícil que un personaje tan interesado y tan dubitativo nos resulte simpático; pero hay que reconocer que su comportamiento entra dentro de la lógica social dominante y que, al menos, está lejos de romanticismos e hipocresías. Según la prensa francesa, la novela es un éxito de ventas, y según dice la autora en una entrevista tras la publicación de Las fidelidades mucha gente se puso en contacto con ella para agradecerle que hubiera dado voz a sus propias preocupaciones.

Lo cierto es que Antonio Machín ya cantaba la forma abreviada del dilema de Las fidelidades en "Corazón Loco" (1969) y tenía muy claro quién era quién y cuál era su postura: "una es el amor sagrado, compañera de mi vida, esposa y madre a la vez, la otra es el amor prohibido, complemento de mis ansias y a quien no renunciaré". Tendrán que leer la novela para descubrir qué decisión toma el narrador de Diane Brasseur.

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