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Música

El concierto de Año Nuevo

Mariss Jansons y la Filarmónica de Viena

inyectan optimismo el primero de enero

La retransmisión desde Viena del Concierto de Año Nuevo a través de las televisiones de medio mundo se ha convertido en una de las tradiciones musicales más asentadas de nuestro tiempo. Sorprende cómo un concierto que se articula sobre la chispeante y decadentista música de la familia Strauss, aunque también se añaden otros autores menos conocidos por el gran público, se haya convertido con el paso del tiempo en un fenómeno global, hasta el punto que las grandes ciudades musicales europeas también han sabido construir sus propias iniciativas y todas ellas con gran éxito. No hay que ir muy lejos: en Oviedo, en el teatro Campoamor, Oviedo Filarmonía a las órdenes de su titular, Marzio Conti, agotó las localidades en los dos conciertos ofrecidos los pasados días uno y dos de enero.

En Viena, a la sala dorada del Musikverein, regresó el maestro letón Mariss Jansons por tercera vez y lo hizo para firmar un magnífico concierto, con personalidad, de excelsa calidad musical, perfilado por la peculiar personalidad de la formación vienesa a la que añadió vitalidad y energía a raudales. Bajo su batuta los filarmónicos vieneses lograron una de las mejores prestaciones de los últimos años.

El concierto, aparte de ser una cita artística ineludible en la capital austriaca, sirve también al país como un formidable escaparate cultural y, también, turístico. Se aprovechan los valses y las polcas para mostrar el patrimonio artístico y natural austriaco, los monumentos, y también otras formaciones como el ballet de la Ópera de Viena o los Niños Cantores -toda una institución coral de la ciudad-. Es un buen ejemplo de como la música se convierte en un enorme catalizador de prosperidad y riqueza. Y es que la cultura, además de un derecho ciudadano, también es un sector económico que ayuda al bienestar económico de los territorios, generando empleo estable y de calidad. En una capital cultural como Viena, se cuidan todas las manifestaciones artísticas pero se ha sabido convertir la música en eje esencial de exportación de primer rango al que sumar el resto de las disciplinas.

De manera paralela al concierto, Jansons ha realizado varias entrevistas y me gustaría destacar dos declaraciones suyas muy pertinentes en esta España nuestra de continuos ataques y recortes, especialmente en el ámbito musical: "la música es el arte más poderoso que existe. Es capaz de dar voz al alma y al corazón. Y tiene enorme influencia sobre los seres humanos, en nuestro carácter y nuestra ética". Con la enorme autoridad moral que le confiere su trayectoria vital, Jansons tiene muy claras las armas con las que luchar para contribuir a formar individuos cultos y capaces, y una de ellas es la música "que ha de estar muy presente en las escuelas, para entender cómo es nuestra existencia en este mundo. La música, además, puede enseñarnos que existe una Europa mejor".

El próximo año, una de las grandes esperanzas de la música clásica, el venezolano Gustavo Dudamel, se hará cargo del célebre concierto. Será, a sus 34 años, el director más joven en ponerse al frente del mismo. Sin duda, todo un reto para él todo un reto que ya ha levantado enorme expectación mundial. En un año saldremos de dudas.

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