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MÚSICA

Un curso decisivo

Los diferentes agentes musicales aguardan cambios que impulsen un sector vapuleado por la crisis

Un curso decisivo

La lírica, en general, la danza y la música clásica han vivido en estos años de crisis tremendamente vapuleadas. Son sectores que han sobrevivido de milagro, y en buena parte, gracias al apoyo del sector público. Pero, a la vez, a nivel estatal, regional y municipal esas ayudas han tenido su cara b, porque las reducciones de los presupuestos culturales han sido tremendas y, además, una decisión del Gobierno de España ha supuesto un lastre terrorífico que ha diezmado las industrias culturales y llevado al paro a miles de profesionales: el horroroso IVA cultural del 21%, un parámetro insólito en la zona euro, que ha tenido "efecto guillotina" en todos los segmentos, retrayendo al público e incrementando los costes de modo exponencial. A menos público, y con un gravamen tan alto, las posibilidades de realizar espectáculos mediante la modalidad de "a taquilla" se redujeron y, de manera paralela, al ser los costes tan altos, y los presupuestos públicos menguantes, la oferta experimentó una reducción notable que no se percibe en el día a día, pero sí al analizar detenidamente una oferta cultural cada vez más empobrecida.

Si echamos la vista atrás observando la cartelera de espectáculos de nuestros teatros y auditorios nos daríamos cuenta como la distribución en los mismos se ejercía a lo largo de toda la semana, al igual que ocurre en el resto de Europa. Es decir, la ciudadanía gozaba del derecho de tener oferta cultural continuada a lo largo de la semana. Sin embargo, ahora vemos cómo en las ciudades de medio tamaño, el 90 por ciento de los espectáculos se concentran en fin de semana. Entre el lunes y el jueves cuesta encontrar actos culturales de relevancia en muchas de ellas y esto se debe a que se busca una concentración en el fin de semana dónde teóricamente existe un mayor índice de público potencial.

Este año que ahora se inicia es decisivo para la mayoría de los sectores culturales porque la nueva aritmética parlamentaria puede forzar a la reducción del IVA cultural y quizá tengamos un Gobierno con mayor sensibilidad hacia este mundo. Todos los agentes implicados están, por tanto, a la expectativa, en un compás de espera para conseguir la reactivación de la oferta cultural. En Asturias la red de equipamientos es muy buena. Sería deseable una mayor coordinación, algo que el localismo siempre frena y también que el Gobierno del Principado tuviese implicación presupuestaria homogénea en todo el territorio y no exclusivamente en los lugares en los que posee equipamientos propios. Asturias cuenta con un público formado que, en relación al resto de España, se ha mantenido bastante bien en los momentos más duros de la crisis. Sería, por tanto, deseable que ahora se produjese un impulso y también que las administraciones fuesen herramientas esenciales en la eliminación de barreras económicas que pueden llegar a ser excluyentes para amplias capas de la población más afectadas por la crisis. Un uso adecuado de los recursos, una programación equilibrada que mantenga los hitos en los que la región ha destacado pero que no deje sectores desatendidos, es clave en el corto y medio plazo. Para ello la colaboración institucional es básica. La experiencia asturiana nos dice que, algo tan sencillo, acaba siendo, a la larga, lo más complicado.

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