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CARLOS COLLADO | Publica "El telegrama que salvó a Franco"

"La 'hábil prudencia' de Franco es un mito"

"El servicio de inteligencia de Estados Unidos instó a ejecutar una operación para aupar al poder al líder nacionalista vasco Aguirre"

Carlos Collado.

Carlos Collado Seidel, profesor de Historia Contemporánea en la Universidad alemana de Marburg, es un experto en la actuación exterior española durante el franquismo. El autor de España, refugio nazi (2005) publica ahora El telegrama que salvó a Franco, obra con la que echa por tierra los tópicos con los que se explica la supervivencia del régimen de Franco tras la derrota del fascismo en la Segunda Guerra Mundial.

Un falso mito. "De entre los resultados de mis investigaciones, me gustaría referirme en un primer momento a que a mi modo de ver, la 'hábil prudencia' de Franco a lo largo de la Segunda Guerra Mundial no es más un mito. En ningún momento existió ni por parte del Eje ni por el de los Aliados un planteamiento serio para penetrar en España sin el consentimiento del Régimen. Las desventajas de una invasión fueron consideradas en todo momento como mayores a las posibles ventajas. Lo único, pues, que el Régimen tuvo que hacer, si quería mantenerse al margen del conflicto, era evitar graves errores políticos (que no obstante cometió y que a punto estuvieron de tener catastróficas consecuencias). Desde una perspectiva histórica, la situación de España estaba de por sí asegurada, al menos hasta muy entrado el año 1943".

A segundo plano. "Con el desembarco de los Aliados en Italia, España no sólo pasó a un segundo plano de cara a la consecución de los fines bélicos, sino que el mantenimiento por parte del Régimen de su amistad con el Tercer Reich llevó a un endurecimiento de la actitud aliada. Pero mientras que Londres apostaba por una política de presión comedida para de esta forma inducir una transición pacífica hacia la Monarquía, considerada como la solución ideal, para Washington no existía razón alguna para tener miramientos con un régimen considerado netamente como fascista. Finalmente, el Ejecutivo estadounidense cerró el grifo del petróleo del que dependía la economía española para lograr, lo que era un secreto a voces, la destitución de Franco. Esta determinación resultó en un durísimo enfrentamiento al máximo nivel político, es decir entre Churchill y Roosevelt, hasta que el Ejecutivo británico finalmente se plegó a la insistencia mostrada por Washington. Así se preparó un telegrama, desconocido hasta la fecha, que hubiera dado un giro fundamental a la política aliada hacia España, pero que sin embargo no hubo necesidad de enviar, al haberse adelantado otro enviado desde Ultramar que anunciaba que los estadounidenses habían cedido por su parte. No me parece arriesgado argumentar que aquel 25 de abril de 1944 se jugó el destino del Régimen, sin que la diplomacia española hubiera podido intervenir en la cuestión".

El papel del embajador. "Samuel Hoare, embajador británico en Madrid, había sido un peso pesado de la política conservadora londinense en los años 30, pero estaba desacreditado por haber sido un partidario de la política de apaciguamiento. A lo largo de su actuación en España no solo fue uno de los grandes valedores del planteamiento de ejercer una presión comedida pues estaba plenamente convencido de que ésta sería exitosa, sino que llegó incluso a conspirar con los sectores monárquicos -sin el conocimiento de su propio Gobierno- animándolos a enfrentarse a Franco. Repasando la correspondencia personal de Hoare, no quedan dudas de que persiguió la gran ambición de regresar victorioso a Londres para de esta forma rehabilitarse de cara a su propio partido. Pero dado que finalmente fracasó con su proyecto, y al haber impedido por todos los medios una alternativa, propagada no solo por Washington sino que incluso por su propio ministro de Exteriores, le hizo el juego al dictador".

Operación encubierta. "Si bien a partir de mediados de 1944 comenzaron a imponerse los planteamientos de postguerra, que iban recomendando no crear un nuevo foco de tensión, pues las perspectivas mundiales presentaban ya de por sí incógnitas suficientes, surgió un último planteamiento -desconocido igualmente hasta la fecha- para derrocar al Régimen: William Donovan, el Jefe del servicio de inteligencia OSS instó urgentemente que se ejecutara una operación encubierta para aupar al poder a un movimiento de oposición encabezado por el líder nacionalista vasco José Antonio Aguirre. Aquí trasluce un conflicto dentro del Ejecutivo estadounidense, entre los sectores tradicionales partidarios de no entrometerse en las cuestiones internas de países con los que se mantenían relaciones diplomáticas, y aquel planteamiento que iría cobrando fuerza en la postguerra, de la razón de ser de tales intervenciones si lo recomendaban los intereses nacionales. Finalmente, la propuesta de Donovan fue desestimada, pues tampoco parecía que precisamente un nacionalista vasco fuera la persona indicada para liderar un movimiento de oposición a nivel nacional".

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